Contrapunto Cava Robert J Mur Brut Nature 2018 y Hoyo de Monterrey Epicure No. 2

El hecho de haber acabado con las fiestas navideñas no significa que no volvamos a beber cava hasta el año que viene y para esta ocasión he sacado de la nevera una botella de cava Robert J. Mur Brut Nature Reserva 2018 y para contrapuntear he encendido un Hoyo de Monterrey Epicure No. 2

Una vez encendido nuestro habano de la sobremesa de esta tarde descorchamos la botella de cava Robert J. Mur Brut Nature Reserva 2018. Los bodegueros añaden a su nombre la palabra tradición y lo anteceden como la Cuveé Isabel, al ser un vino un tanto especial.
Mientras aspiramos los sabores tabaqueros del Hoyo de Monterrey, que es uno de los Habanos de menor fortaleza, ya que la tiene catalogada como uno sobre cinco, llenamos la cavidad bucal de sus sabores suaves y especiados. En tanto, las burbujas del Robert J. Mur nos hacen llegar un buqué muy afrutado. Por lo cual en el primer encuentro de ambos productos en boca significa una grata sensación de frescura. Sin ningún tipo de aristas.

El Hoyo de Monterrey No. 2 dispone de sus 120 milímetros de longitud y su cepo 50. Es uno de los Habanos especialmente definido por su ligada suave y buenos rastros tabaqueros para que en la hora del crepúsculo temprano de estos primeros días del año podamos disfrutar del mismo de una manera sencilla y sin sobresaltos.

Este cava, del que solo se produjeron 8.731 botellas, está exento de licor de expedición. Esto significa que el líquido perdido en el degüelle ha sido reemplazado por el mismo líquido. Gracias a la composición del 60% de uvas Xarel·lo, junto con otras de Macabeo y Parellada tiene un buen contenido de azúcar, aunque se muestra poco ácido.

Su larga crianza aporta siempre un buqué complejo y armonioso. Se crea un cava elegante y tranquilo en boca. Envuelve nuestro paladar en un sinfín de agradables y sutiles sensaciones.

La escasa fortaleza del Hoyo de Monterrey nos ofrece toques especiados y amaderados que conviven con ciertas puntas de pimienta blanca, mientras que su encuentro en la cavidad bucal con el largo postgusto del cava y sus toques algo cítricos es una grata sensación.
Avanzada la combustión, y ya en el segundo de los tercios del habano, parece que ciertas puntas ligeramente picantes suponen un agradable encuentro con la burbuja cremosa del cava que dado su baja graduación alcohólica (11,5%) no solamente se enfrenta a los rastros tabaqueros, sino que los complementa especialmente.

Las notas terrosas del último de los tercios del habano se conjuntan en los rastros del tabaco negro cubano con los aromas en boca de tipo herbáceo del cava por lo que el resultado final de nuestros tres cuartos de hora de maridaje es realmente positivo.