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María Pallarés y su pasión por el cine, la montaña y los habanos

Tiempo de lectura: 3 minutos

María Pallares es una lorquina afincada en Madrid desde que comenzó a estudiar la carrera de Ciencias Bioquímicas y luego realizó un Master en Análisis Clínicos, aunque después descubrió que lo de trabajar en un laboratorio no era lo suyo

En nuestro encuentro María elige un Quai D’Orsay 50, así que se dispone a encender el habano mientras le sirven un Albariño Castel de Fornos, pues nuestra mujer con Vitola de este mes es mas de vinos que de destilados.

María es una mujer multifacética ya que no solo trabaja en una empresa de Certificación Forestal en Proyectos y bases de datos, sino que siente pasión por numerosas de sus actividades empezando por el cine, ya que tuvo un Blog sobre crítica de este arte, sino también por sus visitas semanales al rocódromo, las de fin de semana a la montaña junto con Alex su pareja y cuando dispone de tiempo –que no suele ser mucho- a reunirse con sus amigos y fumarse un habano.

Lorquina de Murcia, aunque también lorquiana por ser seguidora de las rimas del poeta granadino como de otros españoles y extranjeros, María comenzó a fumar Habanos a instancias de su amiga Andria, una cubana ya casi experta en el tema, hace unos cinco años y no recuerda muy bien cuál fue su primer habano, aunque cree que fue un Montecristo o un Partagás.

Partidaria de los formatos no muy grandes –aunque también los ha probado- prefiere las vitolas más bien pequeñas y de cepos gruesos, pero en todo momento deja constancia de que sus conocimientos sobre el mundo del habano son escasos, aunque los sigue apasionadamente.

María se confiesa una fumadora de cigarros (jamás de cigarrillos) que podría definirse como ocasional y social, ya que le gusta practicar sus degustaciones en medio de su grupo de amigos a la manera que tienen los cubanos de “compartir” esos ratos de sus vidas con quienes aprecian y quieren.

De lo que sí es una verdadera friki es del cine, pues no solo escribió durante un tiempo un Blog de crítica cinematográfica, sino que trata de ir a una sala todas las semanas, pero además es una profunda conocedora de muchas películas, desde las más clásicas como “Casablanca” (1942), “El hombre que mató a Liberty Balance” (1962) o “La diligencia” (1939), todas ellas de muchos, muchísimos años antes de que ella naciera.

Defensora acérrima del cine español le encantan directores como David Trueba o Fernando León de Aranoa, por lo que suele ir a los cines tanto a ver las películas más modernas como las reposiciones siempre que puede, que suele ser más de cuatro o cinco veces al mes.

Otra de sus actividades permanentes y continuadas son sus visitas semanales a un rocódromo próximo a su domicilio, que es una instalación preparada específicamente para practicar la escalada con el objeto de evitar el tener que desplazarse a la montaña, aunque siempre que puede se escapa a la naturaleza, pues pese a su juventud ya ha visitado diversos macizos y cordilleras de nuestro país.

Sus excursiones montañeras las entremezcla con rutas como el Camino de Santiago, las subidas en Gredos o a la laguna de Peñalara, aunque reconoce que la cima del risco de los Claveles -segundo pico más alto de la sierra de Guadarrama con 2.388 metros de altitud- le infundió cierto respeto al llegar arriba.

Apenas lee algo de poesía y de ensayos en medio de sus innumerables actividades (también hace yoga semanalmente), aunque sí escribe “para sí misma y en la intimidad” algo que no quiere definir como prosa poética, pero que sí debe de serlo.

En cuanto sus gustos musicales son amplios y variados ya que le encanta desde el rock duro hasta las canciones de Bob Dylan, la música de Jorge Drexler o de José Gonzalez, cantante, compositor y guitarrista sueco de ascendencia argentina de indie folk.

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