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Un viaje en cuatro etapas por los Pirineos de Gerona

Tiempo de lectura: 6 minutos

Los Pirineos de Gerona te descubren su oferta cultural, natural y enogastronómica

Un viaje que empieza en los paisajes marinos de la Costa Brava. Allí es donde los Pirineos se sumergen en el Mediterráneo, pasan por los parajes volcánicos de La Garrotxa, atraviesan valles llenos de carácter y tradición, y culminan en las montañas más altas, cercanas a los 3.000m de altura.

Etapa 1- El Mar de los Pirineos

En esta zona, se puede descubrir el Cap de Creus, el punto más oriental de la Península. Recorrer esta área permite admirar unas increíbles vistas del litoral, acantilados y recónditas calas. Además, aquí se encuentran algunos de los pueblos más bonitos de la Costa Brava, como Cadaqués y Roses.

Esta es la zona donde se puede descubrir el Románico más mediterráneo. Su máximo exponente es el conjunto monumental de Sant Pere de Rodes. Cuyo centro, el monasterio benedictino, fue el más importante del condado de Empúries. Está situado en un entorno mágico, donde el Pirineo confluye con el Mediterráneo asomándose como un balcón al mar. Sant Pere de Rodes ofrece durante todo el año una variada oferta de actividades para familias y grupos, vinculadas con el vino de la DO Empordà y con la música. Y desde aquí, se pueden visitar las bahías del Port de la Selva y de Llançà. Este es un pueblo de tradición pesquera que, a día de hoy, continúa activa con sus cofradías de pescadores.

Otro de los tesoros y corriente artística que también ha dejado una huella única en la zona es, sin duda, el Surrealismo y su figura más representativa, Salvador Dalí. Lo es a través de sus tres museos situados en la Costa Brava bajo el nombre de triángulo daliniano. Aquí, el artista encontró su fuente de inspiración a través de su luz, paisaje, rocas y tramontana. Estos se han convertido en el sello personal de su obra y que ha proyectado a nivel mundial.

La gastronomía de esta zona se basa en una cocina de mar y montaña, gracias a sus puertos y pueblos de pescadores y su producto de mar mediterráneo de excelente calidad y variedad. L’Empordà es tierra de vinos y aceites, de enoturismo y oleoturismo en parajes de ensueño de viñedos y olivos delante del mar a lo largo de las laderas de este pirineo que emerge en la Costa Brava. Más de 30 bodegas visitables conforman la Ruta del Vino DO Empordà. Sin olvidar también, que aquí emergió el Bulli de Ferran Adrià. Fue el restaurante que cambió el paradigma de la gastronomía a nivel mundial y que en 2023 renacerá como museo gastronómico.

A nivel de turismo activo, esta zona del Cap de Creus cuenta con un rico fondo marino, perfecto para la práctica del submarinismo y el snorkeling, así como otras actividades náuticas, como el kayak, windsurf, vela o kitesurf. Además, aquí se encuentra uno de los centros de paracaidismo más importantes del mundo en Empuriabrava.

Etapa 2- Paisaje Volcánico

Seguir esta ruta permite admirar los paisajes volcánicos y la vía verde de La Garrotxa, atravesando su Parque Natural, con cerca de cuarenta volcanes cubiertos de vegetación y que ha sido el primero en obtener la CETS (Carta Europea del Turismo Sostenible) o el impresionante hayedo de En Jordà.

Esta zona cuenta también con un importante patrimonio histórico y cultural a través del legado judío. Uno de los ejemplos más representativos se encuentra en Besalú, en la Garrotxa, que conserva un conjunto patrimonial único en Cataluña, declarada como conjunto histórico artístico nacional. Se puede seguir la ruta de los vestigios del legado judío a través de las visitas guiadas temáticas que existen en la provincia.

La Garrotxa es también un ejemplo de convivencia entre tradición y creación contemporánea. Así, en las calles y edificios de Olot se puede seguir la huella del Modernismo de principios de siglo y conocer también la artesanía local y la recuperación de los oficios tradicionales, como la imaginería religiosa en el Museo de los Santos de la ciudad. Y para los amantes de la arquitectura contemporánea, se puede realizar magnífica ruta en La Garrotxa por los espacios y edificios diseñados por los prestigiosos arquitectos del estudio RCR, galardonados con el Premio Pritzker y que han revolucionado el paisaje del Pirineo.

Y, por último, una de las principales novedades del 2022 y que añade un atractivo turístico más a la zona, es el Espai Cràter, un centro de interpretación dedicado al vulcanismo en Olot, inaugurado el 11 de marzo.

La gastronomía aquí está marcada fuertemente por su tierra volcánica y fértil en sotobosque, excelente para el cultivo y el ganado. Además ofrece experiencias auténticas y locales para conocer el trabajo de los granjeros y productores artesanales de embutidos, así como para disfrutar de talleres de cocina con productos del mercado, sin olvidar la cocina vanguardista de Les Cols, de dos estrellas Michelin y primera estrella verde Michelin de toda Girona.

Etapa 3- Valles llenos de tradición

Seguir esta ruta permite adentrarse en el mejor escenario de naturaleza para realizar todo tipo de actividades de montaña y multiaventura, recorrer los tranquilos e inmensos valles del Ripollés-Camprodon, Ribes o Núria- y pasear por pequeños e idílicos pueblos integrados en el paisaje y llenos de tradición.

Asimismo, descubrir el legado histórico y cultural de los monasterios entre las montañas es otro de sus atractivos, como, por ejemplo, el Monasterio de Santa Maria de Ripoll. Su Portalada se considera una biblia tallada en piedra, dado que relata escenas bíblicas y el Scriptorium del monasterio es uno de los principales centros de iluminación de códices de Europa. Una actividad singular es participar en el taller de ortografía medieval con pluma sobre pergamino.

La zona ofrece otros lugares de interés, como puentes milenarios, iglesias, santuarios y pueblitos de piedra donde parece que el tiempo se ha parado como en Sant Joan de les Abadesses, Beget, Campdevànol o Gombrèn-Montgrony.

El Ripollés también es tierra de ancestrales tradiciones, que hoy en día se conservan, como, por ejemplo, la Fiesta de la lana y la boda a Pagés, que se celebra en mayo en Ripoll, y que rememora la tradición de cómo el pastor esquilaba el rebaño con tijeras, la limpieza de la llana y el proceso de cardado de hilo de las hilanderas.

El campo y los valles verdes están muy presentes en la gastronomía de esta zona, gracias a los productores de miel, cervezas y licores con flores y plantas aromáticas. También merece la pena catar el vino de hielo de la primera bodega de altura de Girona en Llivins, que se elabora a más de 1.200 m de altitud. Una bodega que ha recuperado la tradición vitivinícola de la Cerdanya.

Gracias a su naturaleza, esta zona es ideal para el turismo activo, en la que poder realizar barranquismo en multitud de pequeños ríos y barrancos, ciclismo, con puertos de montaña espectaculares y cerca del mar o el senderismo a través de rutas etnográficas y de naturaleza en una ruta, que cruza el Pirineo por los valles.

Etapa 4- Las Cumbres más mediterráneas

Comprende la comarca de La Cerdanya, zona de gran belleza y diversidad de paisajes. Santuario de la Naturaleza, donde practicar todo tipo de deportes y actividades de turismo activo: desde senderismo, alpinismo, golf o hípica, a la escalada en sus altas cumbres, como la Cima de Puigpedrós, entre otros. Y por supuesto, el esquí, ya que en sus impresionantes montañas se encuentran 5 estaciones de esquí de primera, como Vallter 2000, Molina, Vall de Núria y Masella, esta última, centro del esquí nocturno de los Pirineos.

Pero también la Cerdanya es tradición. Gracias a su orografía fue durante siglos, lugar de paso con vías de comunicación como el camino de Santiago y que sigue el antiguo camino real de la Cerdanya. Iglesias, monasterios y centros religiosos fueron construidos alrededor de las principales rutas de peregrinación.

Peregrinos que venían de Girona pasaban por los pueblos de Bolvir, Bellver, Martinet o Llívia, este último famoso por albergar la Farmacia Esteve, una de las mejor conservadas de Europa.

La visita a las ermitas y pequeñas iglesias románicas, diseminadas por todo el territorio, permite adentrarse en su historia. Un ejemplo es la experiencia que propone la Ruta de las Llaves de las Iglesias, que da a conocer los secretos mejor guardados de sus iglesias y descubrir rincones ocultos tras las portadas de estos recintos sagrados y observar todo el esplendor de sus interiores.

En la Cerdanya se disfruta de una gastronomía de montaña, de fuego, calor, ollas y resistencia. Una zona en la que poder disfrutar de experiencias únicas como compartir la montaña con los pastores y los rebaños de ovejas, vacas y caballos, con una buena comida delante del fuego y conocer de primera mano, las mil historias que han tenido lugar sobre estos verdes pastos que recorren desde hace años estos animales.

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