Para tener una piel hidratada y saludable hay que protegerse no sólo a nivel externo, sino internamente
¿Qué consejos hay que seguir antes, durante y después de las exposiciones al sol para tener una piel hidratada y saludable?
¿Se trata sólo de protegerse a nivel externo o hay que tener en cuenta más variables?
¿Existen alimentos antioxidantes con propiedades fotoprotectoras?
¿Qué debemos hacer para cuidar la piel de forma adecuada durante el verano?
¿Qué tipos de radiaciones son las que nos llegan del sol?
¿En qué se diferencian unos protectores de otros?
¿Qué recomendaciones tenemos que tener en cuenta?
Estas son algunas de las cuestiones planteadas a Raquel Simón, bióloga y naturópata de las tiendas BIO C´ BON de Madrid, con el objetivo de ofrecer una información adecuada para elegir lo que más se adapte a nuestras necesidades y estilo de vida.
Mantener una piel cuidada empieza por una alimentación sana que nos asegure que la piel va a estar bien nutrida e hidratada.
Para ello es necesario incorporar alimentos antioxidantes de origen vegetal y animal que tengan propiedades fotoprotectoras.
Alimentos antioxidantes con propiedades fotoprotectoras
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Los ácidos grasos que impiden la sequedad de la piel.
Semillas de linaza, chía, así como los huevos y reses ecológicas.
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La fibra, que depura la piel.
Verduras y frutas de temporada.
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La proteína, que es el principal constituyente de la piel.
Pollo, leche, huevos, pescado, nueces y semillas.
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Vitamina A, que ayuda en el proceso de renovación de la piel.
Boniatos, zanahorias, calabazas, lechuga, brécol, albaricoques, endivias… o en suplementos.
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Vitamina C, que ayuda a la formación de colágeno.
Cítricos, kiwis, papayas, tomates, brócoli, hinojo…
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Zinc, mineral importante en este proceso de cuidado de la piel.
Trigo, cacahuetes, semillas de calabaza…
¿Cuáles son los alimentos más específicos que hidratan la piel?
Aguacate, aceite de oliva, frutas de temporada (melón, sandía, melocotón…), verduras (zanahoria, remolacha, coles…), frutos secos, proteínas y todo tipo de bebidas no azucaradas como infusiones, agua o batidos.
Sugerencias para preparar la piel para el verano
Es conveniente realizar un peeling una vez a la semana durante tres o cuatro semanas. Así nos liberamos de las células muertas y del engrosamiento cutáneo debido a la fricción de la ropa invernal. Después del peeling y, a diario, la piel necesita ser hidratada y nutrida mediante cremas (crema de granada u otras) y aceites (de almendras dulces, de coco, etc.).
¿Qué tipo de radicales nos llegan del sol?
1. Rayos UV-A (Ultravioleta A)
Producen calor y son más frecuentes en verano. No pasan a través de las nubes. Sin embargo en ausencia de éstas, pueden llegar a penetrar en el agua hasta 20 metros. Broncean, envejecen y pueden ser nocivos a largo plazo.
2.Rayos UV-B (Ultravioleta B)
Están siempre presentes. Pasan a través de las nubes. Son los que producen las quemaduras solares y otros efectos más serios.
3. Rayos UV-C (Ultravioleta C)
Son absorbidos por la capa de ozono. Es la radicación más peligrosa para la salud. Es más fuerte en el Polo Norte y en el Polo Sur.
No hay ninguna crema que nos proteja de Los UV-C.
Conocer estos datos, nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de cuidar la capa protectora de ozono que nos brinda la naturaleza frente a estos tres tipos de radiaciones.
Asimismo, llegamos a la conclusión de que la protección de la piel, sin llegar a obsesionarnos, debe ser continuada en el tiempo. No hay que olvidar que los rayos ultravioletas B están también presentes durante el invierno.
Protectores físicos, biológicos y químicos: sus diferencias
Lo primero para elegir el producto que proteja nuestra piel es conocer las características de cada uno de ellos.
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Protectores solares físicos, inorgánicos o de pantalla mineral
Están compuestos por minerales, tales como la mica, caolín, dióxido de titanio, óxido de zinc, etc.
Reflejan la luz del sol como si fuera un espejo. No se absorben por la piel, por ello no irritan.
Estos protectores suelen formar una película blanca sobre la piel. Por ello, es importante quitarse la crema al llegar a casa.
Como excepción, algunos poseen nanopartículas tan pequeñas que son absorbidas por la piel.
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Protectores solares químicos, inorgánicos o sintéticos
Están compuestos por sustancias químicas. Penetran en la piel. Llegan a las células y hacen que éstas se defiendan del sol. Pueden producir alergias de contacto.
Son absolutamente desaconsejables para los niños, debido a que éstos, pueden chuparse la piel e intoxicarse.
Por su composición, algunos son protectores solares físicos y químicos.
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Protectores biológicos
Los filtros biológicos contienen sustancias antioxidantes (mayoritariamente Vitaminas A, C y E. En menor proporción Vitamina B y zinc), que por sí mismas no bloquean la radiación solar, sino que actúan contrarrestando la acción nociva del sol en sinergía con los filtros físicos.
Dicho de otro modo, los protectores biológicos están mezclados con protectores físicos para conseguir alcanzar los niveles adecuados de protección solar.
Conocer los protectores solares, es la manera de poder elegir lo que mejor se adapte a nuestras necesidades y forma de pensar. Aún así, tanto Raquel Simón, asesora en la firma BIO C´ BON, como Ana Díaz-Rullo, esteticista de Première Estilistas, afirman que tenemos que estar bien asesorados a la hora de elegir productos cosméticos debido a que, en muchas ocasiones, son sistémicos.
Zonas del cuerpo con mayor riesgo de sufrir quemaduras y otros efectos no deseados.
Según diferentes estudios sobre el tema, la cara, el escote y los pies son las zonas más susceptibles de ser dañadas. Los dedos de los pies y el empeine son los más olvidados a la hora de protegernos del sol.
El hecho de elegir un fotoprotector solar más fuerte va a depender del tipo de piel que se tenga (fototipo). La sugerencia es usar una crema con FPS 30 como mínimo, extenderla 20 minutos antes de la exposición al sol, y reponerla cada hora u hora y media.
Recomendaciones generales
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Mantener una alimentación rica en antioxidantes (vitamina A, E y betacarotenos).
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Utilizar cremas solares para proteger la piel, e hidratantes y nutritivas para cuidarla.
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Utilizar gafas de sol, sombreros, y ropa adecuada como protección solar. Buscar sombras. No exponernos al sol entre las 12 y las 16 horas.
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Proteger e hidratar la piel por dentro y por fuera. Beber mucha agua.
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En el caso de tener una piel más clara, o mayor sensibilidad al sol, utilizar sombrillas como hacen los japoneses. También es una costumbre en algunos países latinoamericanos para disminuir la sensación de calor.