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Protegida por "Marici"

Tiempo de lectura: 5 minutos
Por Marici

Este es el relato en primera persona de una mujer que prefiere permanecer en el anonimato, pero que desea contar su experiencia vivida en el reciente terremoto de Nepal. Firma como Marici -Ozerchenma- (diosa budista, propicia para quitar obstáculos y proteger a los viajeros)

Me he decidido a escribir estas palabras porque la famosa frase “nos han tratado como perros” se está sacando de contexto, y aunque los medios de comunicación realizan su trabajo, muchas veces las declaraciones realizadas por las víctimas y los hechos acontecidos, son tergiversados. Por eso no quise hacer ninguna declaración directamente a la prensa, pero si me gustaría que este artículo se publicara íntegro y sin cambios. Cada persona vivió el terremoto de una manera diferente y en diversos lugares. Por suerte, mi historia no fue para nada traumática.

Pensé que un camión se acercaba, pero mi cabeza reaccionó cuando me di cuenta que esa calle era demasiado estrecha. Fue cuando todo el mundo empezó a correr y supe que algo realmente grave estaba pasando.

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Soy una de esas personas a las que le tocó la lotería dentro de ese gran desastre que ha sido el terremoto de Nepal. No sólo he tenido la gran suerte de no sufrir ningún daño, sino que no me ha faltado en ningún momento comida ni bebida y, lo que es más importante, sensación de protección por parte de esos nepalíes tan maravillosos con los que me he topado. Igualmente, me siento muy afortunada y orgullosa de ser española y ver la reacción que ha tenido nuestro Gobierno con los afectados y el trato recibido y, por supuesto, estoy muy agradecida a la cooperación y gran ayuda que una empresa privada española, Constructora San José, ha brindado a todos los españoles (y a alguno que otro que no lo era).

Mi compañero de viaje y yo nos encontrábamos en una de las calles de Patán. Cuando empezó todo, estábamos debajo de un templo y salimos corriendo al centro de la calle. La primera reacción de un vecino de la zona, fue ponerme el brazo por encima a modo de protección… luego nos fuimos a un lugar más seguro y siempre me quedaré con la pena de no haberle dado las gracias por ese gesto. Tras los primeros minutos de desconcierto decidimos volver a nuestro hotel, desplazándonos de un sitio abierto a otro, viendo los destrozos que había provocado el terremoto. Lo que más me impactó fue el estado en que había quedado la plaza principal, donde el Patrimonio estaba gravemente afectado y donde habían habido muchas víctimas.

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Nepal es un país con recursos limitados y la actuación de la policía y de los militares lo era más aún, así que a los vecinos no les quedaba más remedio que apañárselas con sus propios medios. Parecía que ya sabían cómo iba a funcionar todo y no querían quedarse a esperar una ayuda que no iba a llegar.

La gente salía de sus casas y se quedaba en espacios abiertos organizando tiendas de campaña improvisadas, sacaban comida y bebida, mantas y cocinaba sobre la marcha. A nadie de allí le faltó algo para llevarse a la boca.

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Sólo teníamos un objetivo: saber qué había pasado con el hospedaje donde nos alojábamos: Lalit Heritage Home. Al llegar pudimos ver que estaba en pie y tan pronto nos vieron, los propietarios se preocuparon por nuestro estado y ya no nos separamos de su lado hasta que dejamos el país.

Nos trataron como si fuéramos sus hijos y, dentro de este gran desastre, nuestro sufrimiento fue mínimo. Sé que no se puede devolver de ninguna manera el trato que nos dispensaron, sólo espero que tanto ellos como todo el pueblo nepalí puedan recuperar sus vidas lo antes posible. Ningún ser humano se merece vivir tales calamidades pero, créanme, la población llana de este país aún menos.

Tras pasar dos noches en un lugar seguro a la intemperie, llegamos al aeropuerto porque nuestros familiares nos habían informado de la evacuación que estaba organizando nuestro Gobierno. El caos allí era total. Nadie nos atendía ni nos daba ninguna referencia y vimos que las personas que se encontraban aquí lo estaban pasando francamente mal al escasear los víveres.

Los españoles se concentraron en las instalaciones de Constructora San José, empresa que se ofreció de forma voluntaria a colaborar con la Embajada española y que puso a disposición de las autoridades nepalíes todos sus recursos en un acto de generosidad espectacular. Una vez bajo su protección, sabía que estaba en un oasis. Esa misma noche estábamos de camino a Nueva Delhi en un avión de las Fuerzas Armadas Españolas.

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Éramos los primeros privilegiados que abandonaríamos el lugar del desastre, dejando a miles de personas en una situación crítica quienes, por más que quisieran, no podrían abandonar su hogar… o lo que quedaba de él. Contrastaba esto con la situación de muchas otras nacionalidades, que no estaban corriendo la misma suerte que nosotros y que desconocían cuando iban a poder ser evacuados.

Hoy estoy contando esta historia desde mi casa gracias a que el gobierno se ha hecho cargo absolutamente de todo y hemos tenido un trato VIP. Nos han ahorrado a nosotros y nuestros familiares días de sufrimiento y desesperación, demostrando una humanidad ejemplar.

En los últimos tiempos, la crítica a este país ha sido el común denominador de las conversaciones (reconozco que también han salido por mi boca); pero hoy reconozco que me siento inmensamente feliz de ser ciudadana de este país y una vez más agradecemos tanto yo, como mis familiares, de todo corazón el trato recibido. Quería darles las gracias a todas las personas de la embajada y en especial a la gran actuación de la cónsul, Laura García.

Como no, mis últimas palabras van dirigidas al pueblo nepalí: les estaré eternamente agradecida por el trato tan humanitario que me dispensaron en todo momento y les brindo mi máximo apoyo para que puedan superar estos momentos tan complicados y puedan reconstruir sus vidas y su país lo antes posible.

Animo a todas las personas que puedan colaborar de forma económica, que lo hagan a través de las organizaciones humanitarias. Todos sabemos que la economía de este país era muy deficiente antes de la catástrofe, imagínense cómo estará ahora.

Si alguien desea aportar una pequeña cantidad para ayudar este es el número de cuenta:

Bank Name: Nepal Investment Bank, Lagankhel
Accont Name: Jyapu Samaj, Yala
Account Number: 04001030253628
Swift Code : NIBLNPKT

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