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Si te gusta comer bien… Zaga es tu sitio

Tiempo de lectura: 5 minutos

A los pocos meses desde su apertura defiende el producto de barra y mantel con su carta de otoño

Hoy vuelvo a escribir sobre la experiencia gastronómica en primera persona porque esos placeres sensoriales que experimentamos al comer hay que contarlos. Son estímulos que perduran en la mente y te producen momentos de dicha solo con recordarlos. No solo es alimentarse es deleitarse haciendo honor al slow food.

Este interesante restaurante está situado en la gastronómica zona de Ponzano y en el local del antiguo Atelier Belga. Es un lugar en el que básicamente se come bien, muy bien… Producto de temporada bien elaborado y con guiños a la alta gastronomía pero manteniendo la esencia del buen yantar. Y con una estupenda relación calidad precio.

Aquí la materia prima manda y el producto es quien marca el día a día. Un restaurante del que aún no has salido y ya estás pensando en cuándo volver – esto quizás sea una de las cosas que mejor le definen-.

Y es que estos tiempos que nos han tocado vivir, nos han hecho volver a la esencia y autenticidad en muchas facetas de la vida. A un restaurante se va principalmente a pasarlo bien y a comer en condiciones. Y esa precisamente es la filosofía de Zaga. Buen producto, servicio cercano y profesional y precios comedidos.

Su nueva propuesta culinaria hace honor a su nombre porque zaguero significa defensor, y eso es lo que promueven, la defensa del producto tanto en su barra como en su mesa. En Zaga se cuida de manera escrupulosa la selección del producto, escogiendo el mismo a través de pequeños proveedores y optando siempre por esa materia prima de temporada que además de ser la más óptima para el consumo, resulta a la postre la más económica.

Zaga plantea en su amplio y luminoso local, magistralmente reformado por el estudio de decoración Kubo Ene de Natalia Casco dos propuestas diferentes, pero en las que el hilo conductor es idéntico. En ambos espacios domina la luz, los tonos claros y neutros y numerosos espejos que dan una mayor amplitud al gran espacio del que ya dispone.

Platos de siempre, con ejecuciones sencillas y honestas que pueden degustarse bien en su zona de barra, a través de una carta específica de pinchos y raciones dirigida a un picoteo. Atención a su tortilla de patatas -con o sin pimiento verde- que se ha hecho un hueco entre las más aclamadas de la capital. Doy fe de que está riquísima.

Arriba subiendo una escalera se encuentra su amplio comedor en el que la propuesta es más amplia, si bien la mayoría de los platos están pensados para poder ser compartidos dando así la posibilidad de probar un mayor número de opciones. Además, en sala disponen de la gracia, simpatía y profesionalidad del carismático Vasile Nan, su jefe de sala, que según llegas ya te saca una sonrisa para empezar a disfrutar desde el inicio.

Entre sus propuestas de otoño siguen manteniéndose algunos platos que, en su corta andadura temporal, se han convertido ya en icónicos. Obligatorio el tataki de atún rojo sobre tosta acompañado de guacamole, cebolla encurtida y un toque de lima; continúan igualmente el pisto casero con huevo “a caballo”, el bonito en escabeche casero (que destaca por su finura y jugosidad), el delicioso escalope con empanado “secreto” o los arroces terminados en Josper.

Las opciones de carne (de La Finca de Jiménez Barbero) o de pescado, seleccionadas según el mercado se han convertido ya en garantía de calidad. He de comentar que el pescado que tomamos es de una calidad excelente.

Pero, además, la cocina de Zaga está incorporando a su carta de otoño-invierno nuevas recetas más acordes con los fríos venideros, como la sopa de cebolla, la butifarra con trufa, las alcachofas a la brasa o las sabrosas carrilleras de ternera.

Pudimos probar los callos con pata y morro – una opción riquísima elaborada como manda la tradición-. He de confesar que adoro estos platos de cuchara.

Los garbanzos con setas y calamares – primera vez que lo es probado y me han encantado-.

Y ahora vamos ya al postre… entre sus postres la piña a la brasa con jugo de mojito se ha convertido en un fijo en todas las mesas – vaya delicia desde luego.

Impresionantes también el tiramisú o la deliciosa tarta de queso.

La bodega dispone de una cuidada selección de vinos de diferentes denominaciones de origen con más de 40 referencias, además de todo tipo de destilados para que los clientes puedan alargar la sobremesa en un ambiente relajado y acogedor.

El restaurante dispone también de un reservado denominado “el ropero” con capacidad para 14 personas y de otro en la planta inferior para 10 personas, perfectos para comidas de empresa o reuniones de amigos.

Una agradable terraza completa el espacio, convirtiéndose en ineludible punto de reunión y entretenimiento en una de las zonas más punteras, -gastronómicamente hablando-, de la capital. Es un restaurante que recomiendo visitar desde luego.

Zaga

C/Bretón de los Herreros, 39

Telf.: 912 321 130

Precio medio en barra: 15-20 euros

Precio medio en sala: 30-40 euros

Página web aquí

http://zagarestaurante.com/

Precio medio en barra: 15-20 euros
Precio medio en sala: 30-40 euros
Dirección: Calle Bretón de los Herreros, 39, 28003 Madrid Teléf.: 912 321 130
Días de cierre: Domingos noches y lunes
Horario: De martes a sábado de 12,00-17,00 y de 20,30-23:00. Domingos de 12,00-17,00

Ana Belén Toribio
Ana Belén Toribio
Periodista y sumiller. CEO y Directora.

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