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Texto: Mario Zottola
Fotos: Gastroystyle
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El chef portugués, Elvio Magno de Castro, al mando de los fogones de un nuevo restaurante que llega de la mano de la cadena Catalonia Hotels en Madrid
Serenidad y sosiego no parecen ir de la mano de la Gran Vía madrileña, donde el tráfico de coches y personas (especialmente turistas), es constante. Sin embargo, albergado por las excelentes instalaciones del Hotel Catalonia Gran Vía, nos abre sus puertas, despliega sus manteles y extiende su cordialidad, el restaurante Bloved. Un espacio donde se puede comer, cenar y sobre todo, charlar, en un ambiente tranquilo y reposado. Bloved es una marca de Eboca Restaurants, que aspira a tener personalidad propia, al margen del prestigio que le imprime la cadena hotelera.
Una visita a sus mesas situadas en el centro del centro de Madrid, Gran Vía 9, permiten comprobar que la calidad no necesita de estrellas. Productos de proximidad, cocina mediterránea y una decoración singular (pero no por ello epatante ), son las armas con las que el local seduce a sus comensales.
Si el notario gastronómico debe levantar acta de lo que ha comido, hay que recomendar el menú degustación en el que sobresalen la ternera de la Sierra de Guadarrama, las verduras de Aranjuez o los pescados de Galicia. Si amamos la buena mesa, Bloved es un amante muy eficaz, porque con pequeñas y variadas raciones, el cuerpo y el espíritu recuperan su nivel ideal, para seguir andando por las calles madrileñas, practicando el shopping que es, probablemente, el mejor deporte para los paseantes.
Una carta apasionada
La carta de Bloved se nos presenta apasionada por los sabores y las texturas, con una selección de entrantes entre los que destacan las afrodisíacas ostras servidas con diferentes salsas, aunque si me permiten una confesión, déjense arrastrar por las olas y el profundo sabor marino de este delicioso fruto de mar, que tantas sensaciones nos inspira tomándolas solas. Por favor, antes de besarlas y comerlas, aspire su profundo perfume: las pituitarias serán un acicate a su memoria auditiva y el ronronear de las olas inundará sus recuerdos.
Los huevos ecológicos de la huerta de Aranjuez despertarán su lado más hogareño: no se reprima y moje con cualquiera de los crujientes panes, unos huevos que lo devolverán a sus comidas maternales. Pero no abuse del pan que todavía falta el jamón ibérico de Salamanca, una delicatesen gastronómico del que puede hacerse adicto.
Entre los platos principales no pueden faltar un rico arroz, un guiso madrileño o una sanísima variedad de pescados , que como bien reza el autor, “rozan el pecado”. Y como me lo ponen fácil, digamos que no hay mejor pecado que comer pescado, recordando una vez más la frase tan acertada que Madrid es el mejor puerto de España.
De la ternera de Guadarrama no voy a hablar más, porque se notarán mis debilidades vacunas, justificadas por mi pecado original de haber nacido en Buenos Aires.
Y como en debilidades estamos, llegamos al postre donde Bloved da el do de pecho con sus bocados dulces: cheesecake de zanahoria, calabaza y cardamomo; ganache de chocolate (recomendado para viciosos dulceros) y café blanco o panacotta con infusión de pasas y ron añejo. Si me permite un penúltimo consejo, pida un vino dulce (esos olvidados “vinos de postre”), para acompañarlos.
Ahora tiene dos opciones: seguir disfrutando de Madrid, o pedir una habitación y entregarse a los brazos de Morfeo. O de su pareja. ¡Bon apetit!.
