Referente en Madrid de esa cocina tradicional del mimo y la paciencia, El Puchero de Padre Damián dinamiza su oferta en verano con una carta de raciones aptas para compartir y pensadas para cenar más ligero e informal
El Puchero de la calle Padre Damián abrió sus puertas en 1994 como prolongación del exitoso local del mismo nombre, abierto desde los años 40 en la calle Larra. Desde entones el de Chamartín se ha mantenido como un referente de la buena mesa en la capital gracias a una propuesta que nunca pasa de moda. Una cocina basada en el producto de kilómetro cero, en el cariño de la picada a mortero y en la lentitud y el “chup chup” del puchero que se materializa en contundentes guisos caseros como los callos a la madrileña, los riñones al Jerez, la perdiz estofada o el rabo de toro. Platos que devuelven el rubor de las mejillas y a los que acude a buscar un público procedente de todos los rincones de la capital.
Con la llegada del calor se impone sin embargo una propuesta más ligera que su propietaria, Isabel Álvarez, ha diseñado especialmente para las noches. Se trata de una adaptación de sus especialidades de siempre a un formato “más dinámico, divertido y económico” que permite compartir al centro y cenar por menos de 20 euros. En ella su brandada de bacalao (una de sus especialidades más míticas) se presenta en formato tosta, igual que el revuelto de morcilla o las anchoas del Cantábrico que se sirven sobre un pan de tomate con trocitos de cherry. La merluza a la romana (otro de los clásicos de la casa) se ofrece en daditos aptos para mojar en una salsa de chipirones casera; el bacalao en una suave tempura y el escalopín de ternera en un refinado canapé acompañado de una finísima salsa de queso.
También hay ensaladas de verano, croquetas de blanquísima besamel, huevos estrellados y en revuelto y, por supuesto, los guisos estrella del Puchero en cocottes individuales por entre 5 y 8 euros. Entre ellas destaca la de pisto con o sin huevo, la de albóndigas en salsa y, muy especialmente, la de habitas frescas guisadas al estilo de El Puchero. Una receta, ésta última única, en la capital. Y para terminar, hay postres artesanos a 3 euros entre los que se incluyen el arroz con leche con naranja y canela, los creps flambeados rellenos de crema pastelera o la tarta casera de El Puchero.