Si ves el jamón sin cortar es más fácil. Ya a primera vista, hay algunos rasgos en las patas de jamón ibérico que pueden decirnos si se trata de un jamón ibérico de cebo o de bellota. Por ejemplo, las patas de bellota suelen ser algo más alargadas, ya que el cerdo ibérico puro suele poseer un esqueleto un poco más fino y unas patas sensiblemente más alargadas. Además, por otra parte, la pezuña también nos da pistas: en una pata de bellota, la pezuña suele estar más desgastada, debido a sus caminatas por la dehesa.

Además de la morfología, el color y la grasa del jamón (antes de abrirlo) también nos da información sobre lo que estamos adquiriendo. La textura de la grasa del jamón de bellota es mucho más suave, y simplemente cuando la tocamos con un dedo se hunde levemente. Por otro lado, si el jamón que estamos examinando tiene color dorado más intenso, también puede ser una señal de que éste ha sido alimentado con bellotas durante su vida.

Y ésta es la diferencia básica entre un jamón de bellota y un jamón de cebo: la alimentación que recibe el cerdo ibérico durante su crianza. El jamón ibérico de bellota proviene de cerdos que han sido exclusivamente alimentados con bellotas y hierbas naturales durante la montanera hasta la matanza, mientras que uno de cebo se ha alimentado con pienso, leguminosas y cereales. Además, un jamón ibérico de bellota, proviene de cerdos que han vivido en la dehesa alimentándose de forma natural un entorno formado por encinas, alcornoques, robles y quejidos, en el que el cerdo come raíces, pasto y hasta una tonelada de bellotas. Mientras que los cerdos de los que provienen los jamones ibéricos de cebo han sido alimentados en granjas a base de piensos y cereales con lo que si bien resultan más económicos, ese sabor y las cualidades beneficiosas para nuestra salud, no serán las mismas que las procedentes de animales alimentados en libertad.

Por último, el precio también es una de las diferencias más sensibles. El jamón de bellota 100% ibérico suele ser más caro que el jamón de cebo, ya que tanto las características del animal como su crianza requieren más cuidados y trabajo también por la forma de curarlo siguiendo o no los métodos tradicionales y artesanales. Además, la calidad de la carne en sí misma es superior, por lo que también eleva el precio a la hora de comprarlo. El jamón ibérico de bellota, como producto de alta gama que es, tiene su precio. En ellos no son creíbles las gangas.

¿Y a la hora de comerlo?. La diferencia entre ambos tipos de jamón ibérico es muy clara. En el caso del jamón ibérico de bellota Andreu tanto el tipo de alimentación como el ejercicio realizado durante sus paseos en la dehesa favorecen la infiltración de la grasa en la carne, de forma que al cortarlo, podemos observar fantásticas vetas de grasa que ofrecen un sabor mucho más suave y sabroso.

Además, las características organolépticas del jamón ibérico de bellota también son diferentes. En este caso, la grasa del jamón proviene casi al completo de bellotas por lo que ofrecen características parecidas a las del aceite de oliva. Y recordemos que un jamón auténticamente ibérico de bellota tiene de un sabor incomparable.

Por últimos señalar los beneficios del jamón ibérico que en el jamón ibérico de bellota resulta aún más destacado porque gracias precisamente a esas bellotas el jamón ibérico contiene una alta dosis de ácidos grasos oleicos, similares a los del aceite de oliva, además de proteínas, vitamina B, hierro, calcio, zinc, fósforo y magnesio. Posee también muy pocas calorías, y no solamente no produce colesterol, sino que activa la producción de HDL; el conocido como colesterol bueno.

En todo caso, tanto el jamón ibérico de bellota como el de cebo son dos opciones fantásticas que armonizadas con un buen vino harán las delicias de quienes lo prueben pero bueno es conocer sus diferencias para poder elegir. ¿Tú con cuál te quedas?