Entrevistamos a José Manuel Rodríguez, enólogo de Propiedad de Arínzano
José Manuel Rodríguez es el enólogo de Propiedad de Arínzano. Se unió al equipo en 2015 como enólogo y ocupa actualmente el cargo de Director Técnico de Viñedos y Bodega. José Manuel obtuvo una licenciatura en ingeniería agrícola especializada en enología y luego una maestría en enología y viticultura en la Universidad Politécnica de Madrid.
José Manuel es originario de un pequeño pueblo cerca de Toro (Zamora) y recuerda haber visto a su abuelo elaborar vino para su familia desde pequeño.
Comenzamos…
Gastroystyle: ¿Qué es un Vino de Pago?
José Manuel Rodríguez: Son vinos diferentes y únicos, porque se aúnan distintas propiedades que van desde la edafología, climatología (es decir, el terroir), hasta la forma de hacer las cosas. Cada zona tiene algo singular que la diferencia de todo lo que la rodea (clima, suelo, adaptación de las variedades.). Propiedad de Arínzano es uno de esos sitios que acapara la máxima realidad porque, orográficamente, vemos como el río Ega divide la finca en dos y es un moderador de la temperatura. Nuestros viñedos están asentados en las laderas que dan al río, pero en muy diferentes tipos de suelos, por lo que todo ello nos da la posibilidad de hacer vinos muy diferentes a los que se elaboran, por ejemplo, a 3 km. de la bodega.
G.S.: ¿Qué tiene Propiedad de Arínzano con respecto a las fincas que la rodean?
J.S.R.: Aparte de todo lo citado anteriormente, sin duda es la selección y la adaptación de las variedades de uva en la finca, como la Chardonnay, la Merlot y la Tempranillo.
G.S.: ¿Por qué la uva Chardonnay se da tan bien en ésta zona?
J.S.R.: Esto es debido gracias al clima que tiene Navarra y gracias al microclima que tiene Propiedad de Arínzano (unos 600 mm lluvia anuales). Además, está demostrado que la temperatura media anual es cinco grados menos que alrededor. A todo ello se une que la zona de plantación de la Chardonnay fue escogida con muy buen criterio, en la parte más alta de la finca y con el suelo más pobre. La adaptación de ésta variedad nos recuerda a los grandes Chardonnay franceses.
En bodega tenemos un absoluto respeto por la variedad, con prensados directos, uva sin despalillar, diversas crianzas en barricas y en depósitos, etc. Es decir, hay una suma de factores que nos llevan a tener un Chardonnay tan cualitativo. Quizás, a diferencia del francés, creo que son Chardonnay con más cremosidad, más boca y más expresivos.
G.S.: El vino Merlot Agricultura Biológica es uno de los que más llama la atención entre los consumidores, ¿es difícil cultivar aquí esta uva?, ¿qué destacaría de éste vino?
J.S.R.: Este es un tema que me ha quitado el sueño durante las seis cosechas que llevo aquí. Lo importante de nuestro Merlot y por qué es tan diferente al resto es su imperfección. Muchas veces los enólogos no tenemos que tratar de marcar nuestros egos o de tratar hacer un vino perfecto, sino que debemos tratar de que el suelo, el clima y la variedad se expresen.
Creo que esto lo hace muy bien el Merlot: cuando lo catamos, por un lado, está la frescura, los balsámicos, la hierbabuena y, por otro, la fruta madura, las mermeladas. Eso es increíble. De la imperfección o de las casualidades nacen los grandes vinos.
G.S.: Navarra es conocida por los vinos rosados. Ustedes elaboran uno de guarda que difiere mucho de la tónica en la zona. ¿Cómo ha sido acogido por el público?.
J.S.R.: A de Arínzano es un rosado diferente, un rosado gastronómico y, como bien dices, con gran capacidad de guarda. Nosotros creemos en otra manera de hacer las cosas, entendemos el rosado que se crea en el viñedo. Para ello, aumentamos los rendimientos en viña, controlamos con extrema precisión el momento de vendimia y, la elaboración, es muy parecida a nuestros blancos: prensado directo y crianza sobre lías en depósitos de acero inoxidable durante unos meses. La añada 2019, que es la que se encuentra actualmente en el mercado, está intacta, y puedes armonizarla con una gran diversidad de comidas.
G.S.: En 1055 ya había viña en Propiedad de Arínzano, siendo la finca vitícola más antigua de España. ¿Qué vestigios quedan de los inicios?.
J.S.R.: Los primeros testimonios de la vinculación de Propiedad de Arínzano y el vino datan, efectivamente, del 1055, cuando monjes plantaron aquí las primeras viñas para elaborar vino tanto para autoconsumo, como para los peregrinos del Camino de Santiago.
Debido a una serie de conflictos en el territorio, Propiedad de Arínzano pasó a ser propiedad del último Rey de Navarra, Juan Labrit, quien entregó la finca a su primer consejero, Mosen Lope de Eulate, oriundo de Estella. Fue él quien mandó construir el histórico Palacio de Armería (1532) y éste es el edificio histórico más antiguo que conservamos hoy en día.
G.S.: Seguro que es un fantástico reclamo para el visitante.¡
J.S.R.: Sin duda! Hay una gran una variedad de opciones para experimentar este lugar único. Se ofrecen lujosas visitas para descubrir la finca, los viñedos y su biodiversidad, opciones de alojamiento, experiencias gastronómicas gourmet y, por supuesto, vinos excepcionales.