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Son quesos de una calidad excelente
En España tenemos la poco acertada costumbre de no valorar en su justa medida aquello que nos caracteriza y que pertenece a nuestra cultura. Lo más normal es pensar que lo que viene de otros países es mejor y más bonito. No podemos negar que, en ocasiones, esta afirmación es correcta, pero hay muchas otras situaciones en las que esto no se ajusta en absoluto con la realidad.
Tenemos la fortuna de contar con una inagotable riqueza cultural y con un terreno privilegiado y diverso que durante siglos ha ido evolucionando junto con sus gentes.
Uno de los productos que no tienen el reconocimiento que debieran son los quesos nacionales y, más concretamente, los quesos manchegos. Y es que, aunque no posean el mismo marketing que los de otros países, no tienen nada que envidiar a los quesos franceses, neerlandeses o italianos.
En Castilla-La Mancha se producen quesos de oveja excelentes, como los galardonados de Manchegosr. Quesos llenos de matices, con sabores que te inundan el paladar, evocadores, con olores sugerentes y una textura cremosa y agradable.
Aparte de La Mancha, otras zonas de pastoreo en las que abundan las ovejas son las comunidades autónomas de Castilla y León, Navarra y Extremadura. De estas regiones también se obtienen quesos de oveja de gran calidad que merecen ser probados.
La oveja manchega negra, un animal imprescindible para elaborar los mejores quesos
Aunque el queso se puede elaborar a partir de la leche de varios animales como la vaca o la cabra, hay un animal que permite madurar unos quesos del más alto nivel: la oveja negra manchega.
Las ovejas favorecen una gran producción por la enorme cantidad de leche que son capaces de dar. Además, son animales que se pueden transportar de manera sencilla y su resistencia y capacidad de adaptación a distintos climas y terrenos está fuera de toda duda.
En definitiva, las ovejas destacan por su versatilidad, adaptabilidad y por su producción de leche.
Tipos de quesos de oveja
Existen muchos tipos de quesos a disposición de los consumidores.
Queso curado: los paladares más exigentes y los amantes de los sabores más fuertes y concentrados no pueden faltar a su cita con el queso curado. La clave de este tipo de quesos está en su tiempo de maduración: cuanto más tiempo, mayor intensidad tanto en el gusto como en el aroma.
Queso semicurado: menos potente que el queso curado, el semicurado sigue teniendo un sabor, un aroma y una consistencia muy destacados.
Queso fresco: para elaborar estos quesos solo es necesario cuajar y deshidratar la leche de oveja. Como resultado, son quesos menos sabrosos –pero también deliciosos– y cuyo tiempo de conservación es inferior a los demás.
Queso en aceite: el aceite es un producto típico de la zona del Mediterráneo. Un elemento imprescindible de nuestra gastronomía y la base de todos nuestros platos y recetas. El queso en aceite se deja madurar dentro de este oro líquido durante dos o tres meses. El resultado es un queso con un sabor fuerte e inigualable, de gran personalidad.

