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Los quesos de oveja de Castilla-La Mancha son un tesoro

Tiempo de lectura: 3 minutos

Son quesos de una calidad excelente

En España tenemos la poco acertada costumbre de no valorar en su justa medida aquello que nos caracteriza y que pertenece a nuestra cultura. Lo más normal es pensar que lo que viene de otros países es mejor y más bonito. No podemos negar que, en ocasiones, esta afirmación es correcta, pero hay muchas otras situaciones en las que esto no se ajusta en absoluto con la realidad.

Tenemos la fortuna de contar con una inagotable riqueza cultural y con un terreno privilegiado y diverso que durante siglos ha ido evolucionando junto con sus gentes.
Uno de los productos que no tienen el reconocimiento que debieran son los quesos nacionales y, más concretamente, los quesos manchegos. Y es que, aunque no posean el mismo marketing que los de otros países, no tienen nada que envidiar a los quesos franceses, neerlandeses o italianos.

En Castilla-La Mancha se producen quesos de oveja excelentes, como los galardonados de Manchegosr. Quesos llenos de matices, con sabores que te inundan el paladar, evocadores, con olores sugerentes y una textura cremosa y agradable.

Aparte de La Mancha, otras zonas de pastoreo en las que abundan las ovejas son las comunidades autónomas de Castilla y León, Navarra y Extremadura. De estas regiones también se obtienen quesos de oveja de gran calidad que merecen ser probados.

La oveja manchega negra, un animal imprescindible para elaborar los mejores quesos

Aunque el queso se puede elaborar a partir de la leche de varios animales como la vaca o la cabra, hay un animal que permite madurar unos quesos del más alto nivel: la oveja negra manchega.

Las ovejas favorecen una gran producción por la enorme cantidad de leche que son capaces de dar. Además, son animales que se pueden transportar de manera sencilla y su resistencia y capacidad de adaptación a distintos climas y terrenos está fuera de toda duda.
En definitiva, las ovejas destacan por su versatilidad, adaptabilidad y por su producción de leche.

Tipos de quesos de oveja

Existen muchos tipos de quesos a disposición de los consumidores.

  • Queso curado: los paladares más exigentes y los amantes de los sabores más fuertes y concentrados no pueden faltar a su cita con el queso curado. La clave de este tipo de quesos está en su tiempo de maduración: cuanto más tiempo, mayor intensidad tanto en el gusto como en el aroma.

  • Queso semicurado: menos potente que el queso curado, el semicurado sigue teniendo un sabor, un aroma y una consistencia muy destacados.

  • Queso fresco: para elaborar estos quesos solo es necesario cuajar y deshidratar la leche de oveja. Como resultado, son quesos menos sabrosos –pero también deliciosos– y cuyo tiempo de conservación es inferior a los demás.

  • Queso en aceite: el aceite es un producto típico de la zona del Mediterráneo. Un elemento imprescindible de nuestra gastronomía y la base de todos nuestros platos y recetas. El queso en aceite se deja madurar dentro de este oro líquido durante dos o tres meses. El resultado es un queso con un sabor fuerte e inigualable, de gran personalidad.

Cómo comer el queso manchego

El queso se puede comer de mil maneras y cada persona tiene su forma favorita de hacerlo; sin embargo, hay una manera canónica que establece cómo comerlo.
Sin ánimo de sentar cátedra ni de intentar cambiar las costumbres de los consumidores de queso, vamos a explicar cuál es esta forma.

Dicho esto, cada uno debe disfrutar de esta joya culinaria de la manera que le resulte mejor, es decir, más placentera, independientemente de si se potencian sus características o si los sabores se complementan y forman una conjunción perfecta o no.

En primer lugar, el queso debe ser acompañado por una bebida. Y no hay mejor bebida que el vino para crear una experiencia gastronómica de diez. Como cada queso cuenta con sus propios matices, el vino perfecto dependerá de la pieza de queso en cuestión. La idea generalizada es que el vino tinto es el ideal para maridar el queso; no obstante, el vino blanco puede brindar sensaciones iguales o superiores.

En segundo lugar, no pueden faltar el pan y los picos –roscos, colines… cada región le da su propio nombre a este producto–. Cuanto mayor se la calidad de los mismos, tanto más mejorará la degustación.

En tercer lugar, disfrutar del queso requiere tiempo. La intensidad de su sabor, su olor, la forma en la que se llena el paladar y se estimulan los sentidos requiere comer el queso con paciencia, sin prisas, paladeando cada bocado de este manjar lácteo.

En cuarto lugar, la buena compañía hará que comer queso sea una maravilla. Como todo en la vida, compartir es uno de los mejores atajos hacia la felicidad, y si bien se puede disfrutar de un plato de queso en soledad, cuando la experiencia es compartida todo se magnifica. No hay nada como asociar la ingesta de queso a momentos agradables y felices con otras personas.

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