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Es un restaurante con un trato exquisito al producto al que rinde culto y mima
Ubicado en el número 38 de la calle Padre Damián (frente al NH Eurobuilding) y decorado por el prestigioso estudio de interiorismo Cuarto Interior, Rocacho se ha consolidado como uno de los máximos referentes de la cocina tradicional de culto al producto.


Su nombre, que hace referencia a la roca como símbolo de pureza y sustento de toda naturaleza, es una declaración de intenciones, ya que su oferta está basada en la calidad de una materia prima esencial (carnes, pescados, arroces y verduras de primera categoría) y en el poder de la brasa (la piedra convertida en fuego) a la hora de extraer todo el potencial de los alimentos que conforman su despensa.


En su propuesta sobresale la carne de res de El Capricho, que José Gordón cría y envejece en su finca de Jiménez de Jamuz (León) y que está considerada como ‘la mejor carne roja del mundo’ por la revista Time, aunque no desmerecen sus pescados frescos (también a la parrilla de carbón), sus arroces (de finísima capa y servidos en paellera, al estilo balear), sus platos fuera de carta (elaborados con productos efímeros de rigurosa temporada), sus originales entrantes y sus postres, todos caseros y muchos de ellos terminados en mesa.


Cuestión de tendencia
La vuelta a las raíces, la apuesta por la sencillez frente a la complejidad técnica y la búsqueda incesante de la pureza del sabor que marcan la actualidad gastronómica han hecho que la cocina del fuego resurja con fuerza.


Rocacho, que está concebido como un moderno asador tanto en el fondo como en la forma, es adalid de esta tendencia gracias a una cocina honesta y sin artificios en la que la parrilla de carbón de encina es la gran protagonista.

