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San Isidoro es la basílica leonesa que custodia el Santo Grial

Tiempo de lectura: 8 minutos

Según muchos historiadores, la basílica de San Isidoro, en León, no sólo es una joya del románico, sino el lugar que guarda el Santo Grial auténtico

Adjunto transcribo el artículo realizado por el periodista Juanma Barberá en www.gastronomoyviajero.com que espero sea de vuestro agrado.

No pretendemos decir que no haya más candidatos para ocupar tan privilegiado lugar en la historia de la humanidad, pero éste es uno de los misterios más alucinantes de la capital leonesa.

Sin embargo, todo lo que vais a leer a continuación no solo tiene que ver con la tradición cristiana sino que está basado en los estudios científicos y antropológicos más reputados.

El origen

Hasta ahora, nadie sabía a ciencia cierta si el Grial era una copa, un caldero, una piedra o un ser etéreo como el Espíritu Santo.

De hecho, el caldero en las leyendas celtas, era un símbolo de abundancia que era capaz de generar cantidades inagotables de comida, conocimiento infinito y también símbolo de resurrección. Por lo tanto, el mito del Grial, como concepto, tiene raíces mucho más arcaicas que el cristianismo y está presente en muchas culturas.

Incluso hay quien sostiene que este Grial tiene que ver con la palabra de Dios y el don que este ser supremo regala a los humanos: su espíritu; el Espíritu Santo.

Sea como fuere, y volviendo a lo terrenal, el término “Grial” parece que viene del latín Gradalis, que significa cuenco o tarro, y eso, unido a Jesús, justifica la búsqueda a lo largo de la historia de un objeto tan especial.

Versión actual

Y es que para encontrar la versión más actual hubo que esperar hasta el siglo XII y el libro escrito por Robert de Boron, José de Arimatea, donde se habla abiertamente de la relación entre el Grial y el cáliz de Cristo.

Según este relato, Jesús, ya resucitado, se aparece a José para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a la isla de Britania.

Sin embargo, datos históricos comprobados, como luego veremos, desmontan completamente la guarda y custodia del Santo Grial relacionadas con el rey Arturo (el Ciclo Artúrico o Materia de Bretaña) y más bien lo sitúan en Jerusalén bajo el dominio de Saladino y las posteriores cruzadas cristianas.

Fama

Como seguramente sabéis, el Santo Grial, se hizo más popular gracias a la película Indiana Jones y la última Cruzada, ya que ahí se presenta un cáliz/cuenco sencillo en el que Jesús bebió durante la última cena.

También, parece que fue en ese cuenco en el que se derramó la sangre de Cristo durante la crucifixión y que en la película de Spielberg, probablemente la mejor de la tetralogía de la saga del doctor Jones, otorgaba la inmortalidad a quien bebía de él.

Pero no sólo eso, sino que esta inmortalidad o sanación total solo la podían lograr aquellos que sinceramente desearan el bien y, por lo tanto, establecían una relación directa con Dios.

Paradero desconocido

Volviendo a los datos históricos, el caso es que, como ha ocurrido con elementos sacros y antiguos cargados de simbolismo religioso, el cáliz de Cristo o Santo Grial permaneció durante siglos en paradero desconocido.

De hecho, no es hasta el siglo XI cuando los cristianos de Jerusalén reconocen la existencia de la copa sagrada.

Sin embargo, el hallazgo de unos pergaminos en la Universidad egipcia de Al-Azhar ha permitido averiguar dónde se custodiaba, desde hacía mil años, el Santo Grial.

Santo Sepulcro

Por eso se cree que la Copa de Cristo viajó a España en el siglo XI, desde la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, como regalo del poderoso califa de la dinastía Fatimí, que gobernaba Egipto, al emir de Denia.

Y esto tiene mucho sentido porque la famosa basílica del Santo Sepulcro es el «santuario religioso del cristianismo» por excelencia.

De hecho, se la conoce como la Basílica de la resurrección porque está situada en el punto exacto donde —según los Evangelios— se produjo la Crucifixión, Sepultura y Resurrección de Cristo.

Según las investigaciones llevadas a cabo por la profesora de historia medieval Margarita Torres y el doctor en historia del arte José Miguel Ortega del Río (y recogidas en el libro «los Reyes del Grial»), el emir de Denia se lo entregó a Fernando I (1037-1065), rey de León, para garantizar la paz entre los dos reinos.

Por eso estos expertos están convencidos que este cuenco romano era la copa utilizada por Jesús en la última cena.

Los hechos

La historia, preciosa por cierto, es la siguiente: según el documento hallado en la Universidad egipcia de Al-Azhar, en el siglo XI Egipto sufre una gran sequía y la falta de alimentos obliga a su Califa a pedir ayuda.

El emir de la taifa de Denia le envía barcos con comida y, a cambio, recibe una serie de objetos en compensación por su ayuda.

Este emir solicita a Egipto los cuencos que su predecesor, Al-Hakam, había saqueado del templo del Santo Sepulcro en Jerusalén y que se encontraban en una iglesia copta de El Cairo.

El Emir de Denia explica, en ese documento, que quiere entregar una de esas reliquias cristianas al rey de León, Ferdinand Al Kabir (Fernando el Grande) para evitar una confrontación militar con los cristianos.

De hecho, el rey Fernando I de León fue el que encabezó la reconquista y ya había realizado varias incursiones por el Mediterráneo llegando hasta Valencia.

Esquirla

Pero aquí no acaba todo (y este es otro dato que corrobora la autenticidad de este Santo Grial) y es que en el viaje de Egipto a Denia los soldados musulmanes arrancaron un trozo de la piedra de ágata pues creían en sus poderes curativos.

Esta misma esquirla fue la que utilizó Saladino en el siglo XII para curar a su hija que tenía el mal de la piedra, como aparece en los escritos egipcios encontrados.

Y este fragmento, trozo o esquirla es, precisamente, el que le falta al Grial de Doña Urraca sito en San Isidoro.

Así que esta investigación histórica, basada en dichos documentos, resuelve el misterio que rodea a una de las reliquias más buscadas de la cristiandad y desmonta mitos como el del Rey Arturo y sus caballeros.

También refrenda la autenticidad de este Grial con respecto a otros 200 Santos Griales localizados en distintos lugares de España y del mundo, y «candidatos al título».

Algunos de los más afamados aspirantes son el santo cáliz de Valencia, La Copa de Hawstone Park, el vaso de los nanteos, el Sacro Catino, El cáliz de Ardagh….y asi hasta doscientos.

Doña Urraca

De manera que esta copa o cuenco que los cristianos de Jerusalén en el siglo XI consideraban que era el cáliz de Cristo, se encuentra ubicado en la Basílica de San Isidoro de León.

Aquí el Santo Grial se llama el cáliz de Doña Urraca porque fue esta reina, hija de Fernando I y Sancha, Dómina del infantado de León y señora de Zamora, quién lo custodió durante años.

El Santo Grial «es tan solo la parte superior del cáliz» de doña Urraca, dado que está formada por dos piezas de ágata (onix) del periodo romano (siglo I) y un cuenco en la parte superior.

Este cuenco tiene dos mitades de cerámica unidas en el centro por una «manzana» mandada fabricar por doña Urraca, que quiso adornar el Grial con sus propias joyas.

Así que si queréis ver cómo era la copa de la que bebió Jesús no tendréis más remedio que viajar hasta León y visitar esta basílica de San Isidoro.

Y es que, aunque solo por ver el Grial ya estaría justificada la visita a esta basílica, no podéis perderos uno de los conjuntos románicos más importantes de toda Europa y su llamada «capilla Sixtina».

Capilla Sixtina

La Basílica de San Isidoro de León (S. XI), es un templo erigido sobre la iglesia de tapial y ladrillo que mandaron construir los reyes Fernando I y Sancha en el pórtico de la iglesia donde estaba su palacio.

Antes de eso, Alfonso V mandó levantar un monasterio dedicado a San Juan Bautista y que se rebautizó con el nombre de Real Colegiata de San Isidoro.

Y se cambió su nombre por el de San Isidoro cuando los restos del santo sevillano fueron trasladados al monasterio en el año 1063 a petición de Fernando I.

Este rey deseaba que las reliquias del arzobispo sevillano reposasen en la ciudad de León y ahí siguen, en una urna, en el altar mayor.

Pinturas al fresco

Pero, sin duda, lo que más llama la atención de la arquitectura interior es el llamado Panteón de los Reyes o Capilla Sixtina y su pinturas.

Pinturas al fresco que son originales y representan escenas del Nuevo Testamento como la Sagrada Cena o la Crucifixión, además de Marcial, «el Copero», que sostiene en sus manos el Cáliz de Cristo.

Además, allí se encuentran enterrados no menos de 12 reyes leoneses y otros tantas reinas consortes, infantes e infantas, además de la única reina absoluta: Doña Urraca.

En total unos 33 y…Cuentan las crónicas de la época que había tantas tumbas que no se podía ni caminar por el panteón.

Esta tumbas fueron saqueadas por las tropas francesas de Napoleón en 1808 y convertidas en establos para los caballos.

Por suerte, en los años 90 y tras distintos estudios antropológicos, se consiguió identificar y colocar en su lugar los restos de los allí enterrados.

Mas pistas y lo que las guías no dicen

El Reino de León fue uno de los más importantes de la cristiandad en la Alta Edad Media abarcando el periodo comprendido entre el año 910, en que se trasladó la capital desde Oviedo a León, hasta el año 1230.

Y es en el siglo XIII cuando se unen definitivamente los destinos de León con los de Castilla bajo el reinado de Fernando III el Santo.

En estos dos siglos decisivos para la historia, los reyes leoneses y sus bravos ejércitos reconquistaron los territorios hasta entonces bajo dominio musulmán y establecieron una nueva frontera en el río Guadiana.

Lo que no te puedes perder

Está claro que no puedes perderte ni el panteón de los Reyes, ni la sala del Santo Grial, pero lo cierto es que la basílica de San Isidoro, guarda un monasterio en su interior y no hay nada en este maravilloso edificio que no merezca la atención.

Comer

Aparte del tapeo por los bares del Húmedo, hay algunos restaurantes destacados que no debes perderte.

Uno de ellos es, sin duda, el restaurante Pablo (cerca de las murallas), con una estrella Michelin y dos soles Repsol y un menú degustación cerrado a un precio de 75 euros.

Tampoco debes olvidarte de Marcela brasa y vinos (Plaza de San Marcelo). Seguramente Marcela es uno de los locales de moda junto a Becook, un big gourmand de Michelin que tiene un menú por 37€ (son famosas las croquetas de David García).

Tampoco debemos olvidarnos del otro estrella Michelin de la ciudad, Cocinandos, ni el uni estrellado de Ponferrada, Muna.

Si quieres algo más clásico, entonces tal vez tu lugar sea Kamín (en pleno Húmedo), Casa Mando (del grupo Vamuca, como casa Marcela) o Misericordia, pero en estos no hemos estado todavía.

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