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10 motivos para escaparse a Faro que es la capital del Algarve

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Faro también es un lugar donde quedarse y admirar una hermosa ciudad en la que romanos, visigodos, árabes y cristianos dejaron una huella imborrable, mirando a un Océano azul cargado de sorpresas y experiencias

Faro es la puerta de entrada al Algarve para miles de viajeros llegados de todos los rincones del mundo, gracias a un importante aeropuerto internacional con conexiones a todo Europa. Pero Faro bien merece una visita en sí misma, pausada y con calma, que permita sorprenderse con sus muchos atractivos.

Callejear por la Cidade Velha (Ciudad Vieja), subir a la torre de la catedral y disfrutar de sus panorámicas de postal, pasear alrededor de las murallas, adentrarse en el osario de la capilla de Nossa Senhora do Carmo o coger un barquito en el puerto y salir a explorar las islas del Parque Natural de Ría Formosa son solo algunos de los sugerentes planes que se pueden hacer en esta bonita ciudad. Te contamos diez must.

1. Pasear por una muralla indestructible

Ni los ataques de corsarios ingleses ni el gran terremoto que sufrió la ciudad en 1755 han podido con la estructura de la muralla de Faro, que rodea el casco antiguo de la ciudad. Es cierto que ha sido modificada y ampliada durante el período de ocupación árabe, pero conserva su esencia romana. Destacan sus dos torres albarradas que tenían la función de proteger la entrada del Arco do Repouso, uno de los principales accesos al centro. Otra de las entradas es por el Arco Da Vila, también de construcción árabe en arco de herradura. Esta joya algarvía fue nombrada monumento nacional en 1910.

No son menos espectaculares las torres de forma octogonal que los bizantinos construyeron un siglo antes de la ocupación musulmana.

2. Perderse por las calles adoquinadas de la Ciudad Vieja

Perderse por el casco antiguo de Faro es un verdadero placer, entre serpenteantes calles custodiadas por la blanqueza de las fachadas y las luminosas plazas.

El paseo conducirá irreversiblemente a la Catedral, construida sobre unas antiguas ruinas romanas en el siglo XIII, y en donde es un must ascender a lo alto para disfrutar de unas vistas únicas de la ciudad y la ría; también son paradas interesantes el Palacete Belmarço o la Plaza Alfonso XIII.

3. Visitar el Centro de Ciencia Viva, un plan perfecto para los más pequeños

También hay planes ideales para hacer en familia, como vivir una experiencia única en el Centro de Ciencia Viva, en el que sumergirse en un mar de curiosidades sobre física, geología, alimentación, meteorología o vulcanismo para todos los públicos. Uno de los atractivos principales de este espacio es experimentar la sensación de un terremoto, ver un tornado en vivo o conocer cuál sería su peso en otros planetas.

Un espectacular acuario completa la visita, con una amplia representación del entorno submarino de la Ría Formosa, donde disfrutar de los caballitos de mar a los majestuosos peces que pueblan esta zona costera.

4. Visitar el Museo Municipal de Faro

Este museo guarda entre sus paredes joyas desde la época prehistórica hasta nuestros días. En pleno centro histórico y dentro de lo que era el antiguo Convento de Nuestra Señora de la Asunción, el Museo Arqueológico y Lapidar Infante D. Henrique comenzó su actividad en 1960 y guarda como oro en paño piezas del período romano provenientes de las Ruinas de Milreu, como los bustos de los emperadores Agripino, Adriano y Galiano, o el mosaico del Océano, procedente de la calle Infante D.Henirque y Vengura Coelho.

También hay piezas desde período prehistórico hasta el Medieval, así como colecciones de arte sacro con pinturas religiosas de los siglos XVII y XVIII.

No hay duda de que Faro es una ciudad apetecible para disfrutar durante un buen período de tiempo, estableciendo este increíble lugar como campamento base y punto de partida para visitar lugares también emblemáticos del Algarve, como el Palacio de Estoi, Olhão, la playa de Benagil o Tavira.

5. Adentrarse en el Osario de la Iglesia do Carmo

Uno de los sitios que más sorprenden de Faro es la capilla de la Iglesia Nossa Senhora do Carmo, un curioso lugar recubierto por los huesos de 1.200 frailes carmelitas que sirvieron en la propia iglesia y que fueron exhumados del cementerio cercano en 1816 con el fin de demostrar, a través de las geométricas figuras que conforman la estructura de la capilla, la brevedad de la existencia humana, así como dejar espacio en los cementerios de la ciudad. Se puede visitar de lunes a sábado y su entrada cuesta tan solo dos euros.

6. Pasear en barco por las islas

Un archipiélago de cinco islas rodea y custodia la entrada a Faro desde el océano. Quizá la más sorprendente sea Isla Barreta, también conocida como Isla Desierta, que cuenta con 7 kilómetros de playa y ocupa el lugar más meridional de Portugal. Cuenta con un solo edificio convertido en restaurante y solo es accesible mediante un barco desde el puerto de Faro o desde Olhão.

Otro de los paraísos de la zona es Isla Culatra. A diferencia de Barreta, está poblada todo el año, pero sus habitantes son, en su mayoría, pescadores. Sus transparentes aguas hacen que el buceo sea algo casi imprescindible, ya que la claridad de las mismas permite ver hasta 15 metros de profundidad.

7. Pasear kayak por Ría Formosa

Ría Formosa es reserva natural desde 1978. El humedal que acoge el archipiélago de islas es uno de los tesoros más preciados del Algarve y todo Portugal, gracias a que sus 18 mil hectáreas acogen una enorme variedad de flora y fauna, entre las que se encuentran cientos de especies de aves en migración y las famosas granjas de marisco de Portugal. Sus más de 60 kilómetros invitan a un aventurarse en kayak y recalar en sus playas, descubrir sus dunas, marismas, bancos de arena y lagunas, así como admirar otras zonas del Algarve como Olhão, Tavira o Vila Real de Santo António.

8. Disfrutar de la gastronomía regional

Restaurantes en el casco antiguo que ocupan plazas enteras y en donde la parrilla sale a la calle, lugares especiales para disfrutar de un entorno romántico con vistas al Océano o espacios excepcionales que merecen la consideración de la crítica más exigente. Faro lo tiene todo en cuanto a experiencias culinarias se refiere.

Entre los platos básicos: imprescindible disfrutar de una buena cataplana, el plato regional por excelencia de la zona; sardinas y pescado fresco a la parrilla o si se prefiere, carne traída directamente de las tierras altas. Y de postre, un buen bolinho de almendra, un mogardinho, los famosos queijinhos o los Dom Rodrigos, te dejarán con ganas de repetir.

9. Descubrir la vida nocturna de la capital

Como ciudad universitaria que es, la animación en Faro está garantizada y la elección será al gusto del consumidor: bien entre la tranquilidad y placidez de una vuelta por el puerto deportivo de Faro, con restaurantes, cafés, heladerías y, dependiendo de la temporada, conciertos y espectáculos al aire libre; o bien, optar por el ambiente más festivo de bares del centro de la ciudad (siempre en función de las normativas de restricciones vigentes).

10. Pasear por la playa

Faro cuenta con una enorme playa en la que aprovechar las temperaturas agradables que nos deja el Algarve durante todo el año. Sus más de cinco kilómetros hacen que no haya problema para encontrar un hueco en su blanca y fina arena, sea para pasear sea para darse un baño en sus aguas tranquilas.

A lo largo de la playa podrás disfrutar de un gran número de restaurantes y bares. Para acceder hay tres opciones: el bus que sale desde el centro de la villa, un barco que parte del puerto deportivo o atravesar en coche el estrecho y singular puente que une la playa con la ciudad.

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