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Según Picasso: «El arte no es la aplicación de un arte de belleza, sino la habilidad de ver más allá de este»
El Hotel Don Pepe Gran Meliá ofrece una oportunidad única de disfrutar de ‘Picasso a la mesa’, el primer capítulo de un viaje culinario por el arte.
Con motivo del Año Picasso, un hito internacional que celebra el 50 aniversario del fallecimiento del artista malagueño, ‘Picasso a la mesa’ nace para reivindicar su papel como embajador de la gastronomía y cultura española a nivel internacional. Y lo hace de la mano de Íñigo Urrechu, el chef del restaurante ERRE & Urrechu que será el lugar donde se podrá vivir esta experiencia única, que ha arrancado en el Hotel Don Pepe Gran Meliá hasta el 30 de noviembre.
Esta original iniciativa forma parte de ‘La Gastronomía es Arte’. Se trata de una innovadora propuesta de Gran Meliá Hotels & Resorts que aúna dos universos intrínsecamente conectados y que viene para revolucionar la experiencia del comensal.
A lo largo de la historia, el arte y la gastronomía han estado profundamente ligados entre sí. De hecho, muchos de los platos que hoy comemos son fruto del legado de pintores y artistas, que con su obra han logrado inmortalizarlos. Bajo esta premisa, el Hotel Don Pepe Gran Meliá ha dado el pistoletazo de salida a ‘La Gastronomía es Arte’. Se trata de una propuesta innovadora de Gran Meliá Hotels & Resorts. Nace para rendir homenaje a la importancia que las artes plásticas han tenido a la hora de mantener en el tiempo nuestras costumbres culinarias.
Este nuevo concepto ha tomado forma por primera vez en el restaurante ERRE & Urrechu del Hotel Don Pepe Gran Meliá con la propuesta gastronómica ‘Picasso a la mesa’, solamente disponible por tiempo limitado hasta el 30 de noviembre. Con un precio de 70 euros (maridaje aparte), el comensal viajará por la obra y vida del artista a través del paladar. Y es que, coincidiendo con el 50 aniversario de su fallecimiento, 2023 ha sido declarado el Año Picasso, un hito marcado por multitud de exposiciones, eventos e iniciativas de todo tipo que, desde Nueva York hasta Málaga pasando por París, se proponen homenajear la vida y obra del artista malagueño.
En la actualidad, cuando se habla de gastronomía ya no se trata únicamente de comer. Cada bocado conlleva una historia que, debidamente contada, le aporta un valor sólido al plato. Y es el resultado del conjunto de técnicas de cocinado aprendidas. Además del conocimiento del entorno de donde se obtienen las materias primas. Es, además, un símbolo de determinadas comunidades como elemento identitario de cada cultura. Por la combinación de procesos y habilidades que se necesitan para desarrollarla, la gastronomía, sin duda, es también arte.
La relación entre Picasso y la gastronomía es palpable a lo largo de su obra como pintor y aficionado a la poesía. El artista representó a menudo el espacio de la cocina, bastión de los recuerdos, a veces algo borrosos, de su infancia en Málaga. A través de signos como platos, pájaros enjaulados, la mujer-flor, sillas o mesas, representa a su particular manera esos momentos que lo acercan a su tierra, al origen de todo y a los inicios de su conocida pasión por la comida.
De la mano del mediático chef Íñigo Urrechu, ‘Picasso a la mesa’ es un viaje culinario y anacrónico a través de las distintas etapas que marcan la trayectoria artística de Picasso. Así, esta singular propuesta gastronómica se la vamos a ir contando ejecutada por el chef Víctor Carracedo…
Arrancamos con un tartar de lubina emulsionada y oliva esférica en honor a su etapa conocida como el periodo azul. Se caracteriza por ser la etapa del mar. Es melancólica y triste. Incluso fría… y es el plato más frío que nos sirvieron porque iba emplatado sobre hielo y el plato en sí era frío… Buenísimo este tartar sobre ají y oliva esférica. Una maravilla.


Añada 2022. D.O. Valdeorras. 100% Godello, 6 meses sobre lías. Armonizado con un Crayón Godello espectacular. Elaborado con cepas de 30 años y 6 meses sobre lías que redondean y en nariz destacan las notas de bollería, brioche, hierba fresca y manzana verde.
Seguimos de gazpacho sedoso de bogavante con verduras frescas, que simboliza la etapa rosa, un momento de transición marcado por tonos suaves y alegres. Se caracteriza por colores más vivos y alegres. Un langostino tigre elaborado con espárrago blanco y aguacate y sobre el bogavante se sirve con una jarrita el gazpacho y en boca es cálido y sedoso. Y el lienzo es la vajilla. Cambiando de lo frío a lo cálido, de lo austero en los colores azules a los cálidos rosas.
Le sigue un bacalao Tellagorri, que es plato icónico de Zalacaín (de la familia Oyarbide – familia vasco navarra con tintes afrancesados -. Un clásico actualizado, cremoso y lleno de sabor que hace referencia a la etapa Vallauris, la última de la vida del artista, en la que se dedica casi por completo a la cerámica y la escultura. 50 años de la muerte de Picasso y 50 años del nacimiento de Zalacaín. Todo en una vajilla ultramoderna para representar lo más tradicional. Tellagorri en euskera es Teja Roja en euskera. Lleva bacalao confitado en lascas en forma de teja antiguas de los caseríos y lo mezclamos con salsa vizcaína con 4 formas de cocción. Esta etapa Vallauris fue una etapa rara en la que Picasso dejó de pintar.


Armonizado con Palo Cortado Península. Un canto a la albariza y que aporta salinidad a este vino. Encabezado a 19 grados de alcohol con alcohol vínico. Es un vino brillante color ambarino. En nariz predominan los frutos secos, las especias y notas ahumadas. Con marcado sabor avellanado y matices de vainilla, café y chocolate negro. Seco y muy concentrado, con un final largo y elegante.
Para refrescar el paladar seguimos con un sorbete de limón infusionado con licor bergamota y unas pinceladas de color en honor de Picasso.
El plato principal lo protagoniza un gallo de corral guisado con cigalas y vieiras. Un bocado inesperado que combina sabores de campo y mar, y que representa la época surrealista, donde predomina un imaginario repleto de figuras distorsionadas y voluminosas casi propias de una pesadilla. Es una etapa de figuras imposibles de sueños oníricos plasmadas sobre el lienzo. Disruptores en el plato con materias primas potentes como el gallo del corral y las cabezas de cigalas y vieiras con aportes salinos. Un mar y montaña original y surrealista y también con las lentejas como ingredientes.

