InicioDE AUTORLa cocina madrileña existe: Sopa de vino

La cocina madrileña existe: Sopa de vino

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En el prólogo a la segunda edición de Misericordia de 1913 (la primera, de 1897, fue un absoluto fracaso)…

Su autor, Benito Pérez Galdós, ya plenamente maduro y consagrado, nos dice que en su famosísima novela se propuso descender a los infiernos madrileños de su tiempo: “… describiendo y presentando los tipos más humildes, la suma pobreza, la mendicidad profesional, la vagancia viciosa, la miseria, dolorosa casi siempre, en algunos casos picaresca o criminal y merecedora de corrección”.

Su relato se apoya en un personaje, Benina, que representa la quintaesencia de la bondad y la dedicación a los demás, al punto de que durante mucho tiempo mendiga para que su ama pueda comer, y que, finalmente y tras ser traicionada por la ingrata burguesa arruinada, luego de recibir una sorpresiva herencia, se hará cargo de un miserable anciano judío, Almudena, que, ciego y sin la menor posibilidad de supervivencia, vive en un vertedero a las afueras de Madrid.

Hasta allí le lleva cada día y en lo más crudo del invierno una Sopa de vino, que es la versión madrileña y decimonónica de la sopa de ajo para las pobres gentes que saben que el agua puede ser mortal, mientras que el vino, por ramplón que sea, es fuente de vida y alegría.

Muchos tienen aún en la memoria que la mismísima reina María de las Mercedes de Orleans, primera esposa de Alfonso XII, murió, no mucho antes, por esa misma causa, aunque la ciencia del médico de cámara, Tomás Corral y Oña, escribiera en el parte oficial una supuesta: “… fiebre gástrica nerviosa, acompañada de grandes hemorragias intestinales”.

Benina, que al decir de Galdós poseía: “… una voz dulce y una gracia borrosa y apenas perceptible”, siempre que podía, le incluía un huevo al ciego en su vivificante sopa de vino. Así lo ha recreado en estos días Isaura Dos Santos en su bar Diar que Dios guarde muchos años en lo que fue Tetuán. De las Victorias

Sopa de vino
(Receta para 4 personas)

Ingredientes

  • 20 rebanadas pequeñas de pan duro

  • 4 huevos

  • 8 dientes de ajo

  • 2 cucharaditas de pimentón

  • 2 litros de vino tinto

  • 2 cucharadas de aceite de oliva

  • 1 pizca de sal

Preparación

  1. El pan cortado a rodajas, se pone en una cazuela con aceite de oliva bien caliente y se dora cuidando de que no se queme. Se retira y se reserva.

  2. En la misma cazuela, se añade un poco más de aceite y, a continuación, se baja un poco el fuego. Luego, se pelan y pican los ajos, para que, como el pan , se doren sin quemarse. Después se añade el pimentón y se revuelve todo.

  3. Seguidamente, se incorpora el pan tostado y el vino y se deja cocer durante 15 minutos a fuego medio, hasta que quede un caldo espeso por el pan. Se añade un pizca de sal al gusto y se vierte un huevo en cada fuente o bol individual, hasta que cruja ligeramente.

    Se sirve todo muy caliente.

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