Rocío Acedo disfruta de la arquitectura y de los habanos

Su padre era marino mercante de una familia extremeña por lo que Rocío Acedo ha vivido en numerosos lugares de España desde Cartagena a Cádiz hasta que su núcleo familiar se trasladó a Madrid

Rocío estudio en las teresianas y luego ingresó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Lo hizo para trabajar en la actualidad como jefa de departamento en la empresa SIEPSE. Se trata de una sociedad mercantil estatal que depende de los ministerios de Interior y de Hacienda. Está encargada de diseñar, planificar y desarrollar proyectos relacionados con los equipamientos penitenciarios.

Esta arquitecta ha diseñado distintos tipos de construcciones desde prisiones hasta centros psiquiátricos. También pasando por edificaciones donde se realicen cursos para funcionarios.
Es una amante del diseño y especialmente de la filosofía de la arquitectura. Es por esto que no tienen demasiado tiempo para leer otras cosas que no sean de su sector. No obstante, adora los libros como los escritos por el arquitecto Rafael Moneo que siempre le atraen.

Mientras se toma un gin-tonic maridándolo con un Glorias de La Gloria Cubana, Rocío asegura que si pudiera “y la vida me diera” estudiaría ahora Filosofía.

Hace poco más o menos un año que comenzó a penetrar y a aprender del mundo del habano gracias a una amiga –también arquitecta-. Ahora han creado un grupo (quinteto) de mujeres amantes de los habanos. Ellas asisten a los actividades relacionadas con los cigarros cubanos y se reúnen dos o tres veces al mes en la sede para disfrutar.

Recuerda que el primero de los Habanos que fumó fue un Romeo y Julieta. No está segura de cuál fue la vitola de aquella ocasión, pero sí que nos dice que le gustan más bien de calibre medio, no excesivamente grueso, aunque dependiendo del tiempo que tenga para fumar se puede atrever con un Magnum 50 de H. Upmann o incluso formatos más grandes.

Disfruta de haber entrado en el mundo del habano, al que asemeja al del vino. Asevera que de esta forma puede encontrarse en un ambiente muy cómodo que “antes sería más bien de hombres, pero ahora las mujeres ya están bien situadas”.

Rocío elije sus vitolas de cada jornada del grupo femenino en función de lo que le aconsejen las amigas que llevan más tiempo como Amalia, Mar o Yolanda, aunque asegura que no tiene buena memoria para recordarlas, pero dice que el Punch Short de Punch que maridaron con vodka Malabusca en uno de los recientes afterwork le gustó mucho.

De todas formas, ahora que viene el buen tiempo piensa tratar de disfrutar los viernes de las comidas después del trabajo. Lo hará con su hija para degustar un habano en una terraza.
A pesar de que en otros tiempos jugó al futbol e incluso a algún otro deporte como el jogging, últimamente lo que más practica es el pádel y andar siempre que dispone de tiempo.

Por haber vivido en la zona atlántica andaluza toca la guitarra. Le encanta acompañar bien sea flamenco, sevillanas, seguidillas o lo que haga falta. Disfruta de los boleros y “como no Elton Jon”, afirma.