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San Sebastián te ofrece una escapada con mucho glamour

Tiempo de lectura: 6 minutos

Nada más llegar la ciudad de San Sebastián te envuelve con la elegancia de su bahía, enmarcada por el monte Igueldo y la isla de Santa Clara. Entre ambas, la Playa de la Concha mundialmente conocida

Si te gusta caminar y disfrutar del entorno natural que la ciudad ofrece, puedes comenzar en la playa de la Zurriola, luego rodear el Monte Urgull por el Paseo Nuevo y cruzar después toda la bahía terminando en la playa de Ondarreta. Allí te espera el Peine del Viento, impresionante conjunto escultórico-monumental de Eduardo Chillida que te asoma al indomable y asombroso Cantábrico.

Si el entorno natural de San Sebastián es incomparable, el estilo señorial y exquisito buen gusto de sus habitantes ha quedado plasmado en sus magníficos puentes, plazas y grandes edificios. No podrás evitar sentirte inmerso en la Belle Époque paseando delante del Teatro Victoria Eugenia, el Hotel María Cristina o el Balneario de La Perla….

Por otro lado no podemos olvidar la Parte Vieja. Está situada al pie del monte Urgull. Encajada entre el puerto y la desembocadura del río Urumea. Allí es donde encontramos dos de los templos religiosos más importantes de la ciudad. Estos son por un lado la Basílica de Santa María del Coro y por otro la Iglesia San Vicente.

Sus calles coquetas y recoletas, llenas del encanto de lo viejo y de ese aire portuario que lo invade todo, están llenas de tiendas, restaurantes y por supuesto de sus afamados bares de pintxos. No es posible resistirse a la inmensa variedad que ofrecen que te hace salivar sin querer y a caer rendido al ritual del pintxo-pote.

Además si te gusta la cocina saludable te recomendamos un íntimo restaurante en el Barrio de Gros llamado Tedone Jatetxea que sirve platos de autor, vegetarianos y mixtos, elaborados con ingredientes ecológicos. Además de unos vinos naturales, ecológicos y algunos biodinámicos que armonizan a la perfección con esta cocina tan interesante y sana. Todo un tesoro gastronómico escondido para los amantes de la cocina vasca más internacional, un local decorado con estilo romántico y bohemio de ambiente agradable  con una estupenda Terraza. Y atendido como nadie por su dueño, Beltza, alma mater de tan interesante propuesta.

Alojarse en una ciudad tan llena de encanto se hace fácil. Nuestra selección el Hotel Arbaso.

Elegante, lujoso y discreto, pero sin perder el rasgo señorial del edificio del Siglo XIX que lo conforma y del conjunto dónde se enclava, en pleno centro de Donostia, a cinco minutos de la Bahía de la Concha y la sombra de la Catedral del Buen Pastor.

La sensación te envuelve desde el primer minuto, cuando dejas el vehículo en el parking reservado del hotel sin preocuparte de maletas, entras en el hall, acogedor como pocos, y te encuentras inmerso un  gran salón cuyo foco principal es una chimenea de leña que te impregna de una calidez incomparable, flanqueada por dos enormes sofás que invitan al descanso, a la lectura…

Sin invadir el sentimiento de intimidad y hogar que emana, se ubica la recepción. Con un concepto moderno y minimalista, que emplea una sola pieza de madera sin perder los rasgos del árbol del que procede y dirigidos por un personal impecable, todos los servicios se gestionan sin ruido, pero acordes con los tiempos que vivimos de accesibilidad telemática bien vía web o a través del teléfono móvil, y con una esmerada atención 24 horas durante la estancia.

El hotel dispone de un total de 50 habitaciones. Todas ellas con acabados en materiales de primera calidad, únicos y exclusivos, tratados de manera artesanal con respeto por la herencia cultural y raíces ancestrales del país vasco. De hecho ese amor a las raíces es lo que proporciona su nombre al Hotel Arbaso, antepasado.

Incluyen elementos de decoración icónicos: sillas de Hansen, mesas de Arkaia, apliques de Norman Foster, lámparas de Santa & Cole, grifería Steinberg, amplificadores de música Marshall…, donde predominan los colores oscuros en contraste con sus suelos de roble y materiales nobles.

Las cuidadas vistas, la chimenea de leña que convierte tu habitación en un refugio, la confortabilidad y respeto por la naturaleza de los materiales empleados en toda la zona de salón, hacen cada una de ellas se convierta en tu hogar.

El hotel también dispone de una cuidada restauración, ofrecida dentro del espacio compartido con el Restaurante Narru donde además se sirve su increíble desayuno. Tienes también la posibilidad de disfrutar de cualquiera de sus 23 experiencias únicas y exclusivas que esperamos poder disfrutar y contarles.

Cercano al hotel se encuentra el nuevo Mercado de San Martín, íntimamente  vinculado al concepto que las hijas del industrial Martín Aramburu imprimen a todos sus proyectos.

El Mercado de San Martín se inauguró en 1884 teniendo que ampliarse en poco tiempo debido al incremento poblacional, siendo desde ese momento el mercado de abastos más importante de la ciudad. En 2005, tras su reforma nace el nuevo Mercado San Martín, que integra a la perfección las ventajas del mercado tradicional y los modernos centros comerciales, peatonalizó tres de sus calles circundantes, generando así un nuevo espacio público, donde se combina la propuesta de tradición heredada y calidad en el producto.

Baserritarras que traen cada mañana el producto fresco recogido en sus huertas. Las pescaderías que lucen el género recién llegado del mar. Y carnicerías, puestos de sushi o panaderías que ofrecen alimentos de la mejor calidad.

Por la noche una nueva vida invade el mercado, que se convierte en una apuesta por la gastronomía más cool, informal y divertida.

Uno de los espacios a destacar es MAUN, un nuevo concepto de local gastronómico en el que los protagonistas principales son el producto de alta calidad y la interacción directa del chef con el cliente.

Platos modernos, atrevidos y llenos de frescura que juegan desde la humilde ensalada de tomate, pasando por platos con toques más asiáticos como el relleno de gambas y jengibre y cebollas,  claro está sin olvidar el chuletón y su maravillosa tarta de queso.

Todo ello acompañado de fantásticos vinos y una gran selección musical, que hace que cualquier cena se convierta en inolvidable.

El tiempo de disfrute llega a su fin y hemos de abandonar nuestro destino. Pero nos llevamos en el corazón esta perla del Cantábrico y el firme propósito de volver para ahondar en todo lo que seguro nos queda por descubrir.

Laster arte Donostia

Fotos: Siwuani
Siwuani
Siwuani
Comunicadora y Fotógrafa

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