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El Valle de los Templos es el mejor parque arqueológico de Sicilia

Tiempo de lectura: 6 minutos

El Valle de los Templos, en la ciudad de Agrigento, es una de las visitas imprescindibles de Sicilia

Adjunto transcribo el artículo realizado por el periodista Juanma Barberá en www.gastronomoyviajero.com que espero sea de vuestro agrado.

Y esto es así, porque ningún otro lugar, en toda la isla, concentra tal número de monumentos y templos.

El poeta griego Píndaro la definió como la «ciudad/hotel más bella para los hombres» y fue fundada (se llamaba Akragas) por colonos griegos de Gela (sur de Agrigento) y Roda, en el siglo VI a.C. Este parque arqueológico se encuentra en una meseta, no muy lejos del mar.

Se halla protegida al norte por los montes de la Rupe Atenea y el Colle di Girgenti, y al sur por la llamada Colina del Templo, y rodeada por los ríos Akragas e Hypsas.

Precisamente, su puerto (Emporion), se encuentra en la desembocadura de estos dos ríos, en el actual pueblo costero de San Leone.

Breve historia

Empujada por la influencia del filósofo Empédocles, Akragas se convirtió a mediados del siglo V, en una gran ciudad-estado con más de 200.000 habitantes. En esta etapa, se construyó una impresionante muralla de 12 km. de largo a la que se accedía por 9 puertas (de las que solo quedan dos).

La invasión de los cartagineses en el año 406 a.C. casi la destruyó por completo, hasta que en el año 210 a.C. los romanos les expulsaron. Dando un salto en el tiempo, ya a principios de la Edad Media, la colina de los Templos se convirtió en una necrópolis cristiana.

Luego llegaron árabes, egipcios, persas, sirios y, como no, españoles, a partir del siglo IX, en el que el valle de los templos fue un campo agrícola y lugar donde se establecieron los artesanos.

Desafortunadamente, parte de las piedras de los monumentos clásicos fueron expoliadas por los vecinos para construir sus casas e incluso se emplearon en el antiguo muelle de Porto Empedocle.

Extensión

Lo primero que puede decirse del Valle de los Templos, que está a las afueras de Agrigento, es que es muy, muy grande. De hecho, se alquilan patinetes y motos eléctricas para recorrerlo (si quieres) y hay un trencito que te traslada de un lado a otro, pagando, eso sí.

Nosotros, como es habitual, fuimos andando y recorrimos las distancias kilométricas que hay del templo de Juno, al santuario de las deidades. Y es que el parque ocupa una superficie de 1.300 hectáreas. Por otro lado, advertiros que si habéis leído en algún lugar que hay 8 templos para visitar, no es del todo cierto, porque bien conservados hay cuatro.

Entrada

Aunque el parque arqueológico tiene dos puertas de Entrada, lo mejor es acceder por la porta V, ahí tienes un parking (de pago) y otro que no (lo verás si sigues por el lateral del hospital, a la izquierda).

Una vez que atravieses la zona de las taquillas, pasarás por un puente y después de una vereda a la izquierda encontrarás el primer templo.

Qué ver

Esta primera visión te mostrará el área conocida como el Santuario de las Deidades Ctónicas. Allí encontrarás los restos de un pequeño templo (de Dioscuri) en el centro, y rodeándole una serie de áreas sagradas dedicadas a los cultos de Deméter y Perséfone.

Hay gente que elige este templo como parte final del recorrido porque, justo al lado, y bajando unas escaleras, está el Jardín Kolymbetra. Un jardín diseñado y planificado tal y como estaba en la época. Allí se encuentra, casi derruido, el Templo de Vulcano (en griego Hefesto).

Tras admirar y rodear este conjunto arquitectónico, tendrás que emprender un largo -y a veces curvo camino- bajo el sol siciliano.

Júpiter

Siguiendo este camino a la izquierda os encontraréis con el tempo de Júpiter (Zeus), pero no verás más que los restos de lo fue (incluso se dice que nunca se terminó). De hecho, el estado semi derruido de este templo, uno de los más grandes de la antigüedad, fue provocado por los terremotos y su piedras fueron utilizadas como cantera desde la Edad Media.

Aun así nosotros nos enamoramos de los Telamones. Aunque de estas estatuas colosales solo queden dos, ambas tumbadas en el suelo y solo una de ellas completa. La que está completa se parece al increíble Hulk tumbado al sol con las manos por detrás de la cabeza haciendo de almohadilla.

En su época, estas estatuas tenían alrededor de 8 m de alto, estaban de pie y soportaban el peso de la cubierta del tempo. Las estatuas tenían rasgos cartagineses y simbolizaban a los bárbaros vencidos, reducidos a la esclavitud por los griegos.

En 1825, el pintor y arqueólogo Rafaello Politi hizo reconstruir en el suelo a uno de estos gigantes, a partir de elementos dispersos.

Aún así, las estatuas del Valle de los Templos son una copia, dado que las originales se encuentra expuestas, en posición vertical, en el Museo arqueológico de Agrigento.

Hércules

El Templo de Hércules (Heracles para los griegos) es el más antiguo de los templos dóricos de Agrigento y fue construido a finales del siglo VI a. C. Es el segundo que encontrarás en el recorrido. Y aunque sólo se conserva su estructura dórica es colosal.

El edificio tiene una base de tres escalones, sobre los que descansan seis columnas en los lados cortos y quince en los lados largos.

Concordia

Siguiendo esta ruta, a la izquierda se encuentra la necrópolis cristiana, pero tu mirada se irá hacia lo que se avecina frente a ti y que no es otro que el templo de la Concordia.

Es la joya de la corona del Valle de los Templos, entre otras cosas, porque es uno de los templos mejor conservados de la antigüedad griega. Además, está considerado como una de las más perfectas obras de la arquitectura dórica.

El templo data del año 440 a.C y para superar las desigualdades del terreno se construyo un basamento que es sobre el que se asienta actualmente.

Según la tradición, el templo se transformó en una iglesia cristiana a finales del siglo VI dC, cuando Gregorio, obispo de Agrigento, consagró el antiguo templo a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Los doce arcos abiertos en las paredes de la celda se remontan al uso del edificio como iglesia cristiana, y gracias a eso su estado de conservación es estupendo.

Justo delante del templo, y tumbada en el suelo, hay una maravillosa escultura que representa a Ícaro y «es pasto» de fotógrafos aficionados y profesionales. Muchas/os turistas se acercan -o no- a la estatua y hacen sus «bromitas» con las visibles partes pudendas de Ícaro: los humanos somos así.

Hera

El templo de Hera (o Templo Juno), dedicado a la esposa de Zeus, fue quemado por los cartagineses (año 406 a.c.), así que tuvo que ser reconstruido por los romanos en el siglo I a.C. Es el último templo del recorrido y, en la actualidad, 25 de las 34 columnas del peristilo están reformadas completamente.

Mas pistas

Además de los templos citados, en el recorrido también hay necrópolis griegas y romanas, zonas residenciales, la tumba de Theron, y otros restos de templos prácticamente derruidos.

Lo que las guías no dicen

Curiosamente, en la mayoría de los templos de Agrigento se desconoce a qué deidad estaba dedicado. Los nombres actuales se han adjudicado por aproximación, tras descubrir inscripciones encontradas cerca de ellos o escritos de historiadores que «tocaban de oído».

Vamos, que como ocurre como muchos supuestos/as reporteros/as de viajes, ni estuvieron en el lugar ni se molestaron en «bucear» en la historia, por impedimento u omisión. Cerca del Santuario de las Deidades Ctónicas en encuentra el Jardín Kolymbetra y también el Templo de Vulcano (en griego Hefesto), pero como se paga aparte casi nadie entra.

Lo que no te puedes perder

No te puedes perder el tempo de la Concordia, el de Hércules y el de Juno, además de los gigantes telamones. Cerca de Agrigento, a unos 15 km., está la Scala dei Turchi.

El espectáculo visual de la playa de Scala dei Turchi está asociado a los colores blancos como la nieve de las paredes de roca que cubren este tramo de costa.

Y aunque el acceso al lugar no es sencillo, y ahora el paso a la pared de cal está cerrado con vallas, es un lugar y entorno maravilloso e imperdible.

Comer

Comer o cenar bien en Agrigento es decir Ostería Expanificio, el resto de los restaurantes están a kilómetros gastronómicos de distancia.

En este lugar, con la profesionalidad de Rosanna, en la sala y de Mario en cocina podréis tomar, entre otras cosas, las mejores sardinas de Sicilia (premiadas años tras año).

Aun así, y si vais a estar más de un día, otras opciones de restauración son Sapori di Girgenti, la Terraza degli Dei y Il Re di Girgenti.

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